lunes, 17 de diciembre de 2012

El profeta Elías


Elías אֵלִיָּהו ēliyahū "Dios es el señor" o "Mi Dios es Yahve", uno de los tantos nombres compuestos que contienen el Tetragramaton que representa el nombre divino. Fue un profeta que vivió en el siglo IX a. C. De él hablan los capítulos 17 a 21 de 1 Reyes y los capítulos 1 y 2 de 2 Reyes. Según 1Reyes 17:1 y 2Reyes 1:8 era oriundo de Tishbé en la región de Galaad, al oriente del río Jordán.


El ministerio profético de Elías comienza en la época del reinado Acab, hijo de Omrí, quien gobernó en Israel entre el 874 a. C. y el 853 a. C. Los autores de los Libros de Reyes, citan como fuente de sus relatos otro libro ahora desconocido, los Anales de los Reyes de Israel (1Reyes 22:39). Posiblemente de tal fuente o de otra directamente referida al profeta, se extrae la narración sobre el enfrentamiento entre Elías y el rey Ajab, quien hizo el mal a los ojos de Yahveh, más que todos los que le habían precedido y tomó por mujer a Jezabel hija de Itobaal, rey de Sidón y se fue tras Baal, le sirvió y se prosternó ante él.

Elías aparece sorpresivamente en el relato anunciando a Acab la sequía, en medio de la cual el profeta multiplica el alimento para una viuda y su hijo y luego resucita al niño cuando fallece por una enfermedad. Elías se enfrenta a Jezabel que había mandado matar a los profetas de Yahveh y en el monte Carmelo derrota a los profetas de Baal, luego de lo cual termina la sequía.

Elías era humano sujeto a pasiones similares a las nuestras (Santiago 5:17): tras su victoria, huye por temor a la venganza de Jezabel y se adentra en el desierto, deseándose la muerte. Sin embargo, tras encontrar comida y bebida se sintió reconfortado y anduvo hasta el monte Horeb, donde se esconde en una cueva. En medio de la depresión del profeta, Dios se le manifiesta como el susurro de una brisa suave y le da nuevas misiones, señalando a Eliseo como su sucesor.

La maldad de Ajab y Jezabel enfrentada por Elías no se limitaba al culto de Baal, sino que se proyectaba en el despojo de sus súbditos. El episodio de la viña de Nabot (1Reyes 21) es representativo de la repetida historia del despojo de las tierras de los campesinos por los gobernantes y grandes propietarios. Otros profetas se referirían a estas situaciones: Isaías 5:8; Miqueas 2:2. Elías expresa la sentencia divina contra Jezabel y contra la descendencia de Ajab. Derrotado y muerto éste en combate con las tropas del rey de Aram, a pesar de los buenos augurios de los falsos profetas, le sucedió su hijo Ocozías, que anduvo por el camino de su padre y de su madre e hizo pecar a Israel y murió pronto.

Según 2Reyes 2:1-13 tras la muerte de Ocozías, (852 a. C.) Dios arrebató a Elías vivo en un carro de fuego con caballos de fuego a la vista de Eliseo.

Muchos creyeron que Juan el Bautista fue el Elías que vino a preparar su camino (Mateo 11:7-15 Malaquias 3:23). De hecho para reforzar esta misión, el propio Juan vestía como Elías: 2Reyes 1:8, 2Reyes 2:1-13. Los Evangelios sinópticos, en un pasaje que se conoce como la Transfiguración, muestran a Elías y Moisés hablando con Jesús (Marcos 9:4). El apócrifo Apocalipsis de Elías lo muestra al lado de Henoc combatiendo contra el hijo de la iniquidad que los mata, luego de lo cual ellos resucitan, en forma similar a como ocurre con los dos testigos de Apocalipsis 11 en su enfrentamiento con la bestia.

El Apocalipsis de Elías

Capítulo 1


1. La palabra del Señor vino a mí, diciendo: "Hijo de hombre, di a este pueblo, ¿por qué apiláis pecado sobre pecado y provocáis la cólera del Señor Dios, que es vuestro Creador?

2. No améis al mundo ni a las cosas del mundo, porque el orgullo del mundo es propio del diablo con su corrupción."

-1 Juan 2.15-16; 3.8-

3. Recordad que el Señor de la gloria, que ha creado todo, tuvo compasión de vosotros, para salvarnos de la esclavitud de esta época.

4. Frecuentemente, el diablo ha deseado hacer que el sol deje de brillar sobre la tierra y que la tierra deje de producir frutos. Desea consumir a los humanos, como el fuego que corre por el rastrojo, quiere tragarlos como agua.

5. Esto es porque el Dios de la gloria tuvo misericordia de nosotros y Él envió a su Hijo al mundo para que nos salvara del cautiverio.

6. El no le advirtió esto a ningún ángel, arcángel ni potestad, sino se transformó en hombre cuando Él vino a nosotros para salvarnos.

-Flp 2.6-7; Rm 8.3; Hb 2.17-

7. Por ello sois sus hijos así como Él es es vuestro Padre.

-Ga 4.6-7-

8. Recordad que Él os ha preparado tronos y coronas en los cielos: "Todos aquellos que me escuchen, llegarán a recibir los tronos y las coronas", dijo el Señor,

-1Co 2.9; Is 64.3; Jr 3.16; To 17
Ap 2.10,26,27; 3.11,21; 4.4; 12.1; 14.14; 20.4-

9. "además, a los míos Yo les escribiré mi nombre sobre la frente y les sellaré la mano derecha y nunca tendrán hambre ni sed;

10. "ni los hijos de la desobediencia tendrán poder sobre ellos. Los tronos no les retendrán, sino que marcharán con los ángeles hacia mi ciudad."

- Sb 5.23; Mt 7.23; 13.41; 25.45-46-
-2 Co 6.14; Tt 2.14; Hb 1.9; Rm 6.19-

11. Los pecadores será avergonzados: no traspasarán los tronos, sino que los tronos de la muerte los retendrán y dominarán sobre ellos,

12. porque los ángeles de Dios no los reconocen y son extraños a la morada de Dios.

13. Escuchad, sabios de la tierra, estad en guardia contra los impostores que abundarán en los tiempos del fin. Porque tendrán doctrinas que no son las de Dios, rechazarán la Ley de Dios -hombres que han hecho de su estómago su Dios-, diciendo: "el ayuno no tiene sentido y Dios no lo estableció".

-1Tm 4.1,2; 6.3-5,10; Flp 3.19; 2Co 2.17; Judas 4-

14. Se hacen a sí mismos extraños a la Alianza de Dios y se roban a sí mismos las promesas gloriosas. Tales hombres nunca se establecen firmemente en la fe, luego ¡No dejes que te extravíen!

15. Recordad que el Señor estableció el ayuno cuando hizo los cielos para ganancia del hombre, por las pasiones y deseos que están en guerra con ustedes, de manera que el malvado no los queme.

16. Pero, "Yo he creado un ayuno puro", dijo el Señor,

17. "el hombre que ayuna continuamente no pecará jamás por envidias o discordias.

18. Dejad que el hombre que es puro ayune. Pero el hombre que ayuna y no es puro, provoca a Señor y también a los ángeles;

19. somete al mal su propia alma, acumulando para sí mismo la ira para el día de la cólera."

20. "He creado un ayuno puro, con corazón puro y manos puras;

21. perdona los pecados, cura las enfermedades, saca los demonios,

22. es eficaz ante el trono de Dios, como un dulcificante, como una fragancia, para el perdón de los pecados mediante una oración pura.

23. ¿Qué trabajador respetable entre vosotros irá a los campos sin sus herramientas en las manos? ¿O quién partirá para la guerra sin vestir en el pecho una coraza?

24. ¿No será asesinado, si es encontrado, por haber despreciado el servicio del rey?

25. Igualmente, es imposible para cualquiera venir al lugar santo con un corazón doble.

26. Al hombre que ora con corazón doble está en tinieblas en su interior y los ángeles no lo reconocen.

27. Tened siempre el mismo corazón en el Señor, para que todo lo suyo reconozcáis.

Capítulo 2


1. "Porque he aquí que los reyes de Asiria y la disolución de los cielos y la tierra y lo que está bajo la tierra,

2. desde ahora no prevalecerán sobre aquellos que me pertenecen", dijo el Señor, "y ellos no temerán en la batalla".

3. Cuando ellos vean a un rey apareciendo por el Norte, lo designarán rey asirio y el rey de la injusticia; hará guerras sin fin sobre Egipto y causará muchas perturbaciones:

4. habrá gemidos por la tierra, porque se llevarán vuestros hijos.

5. Muchos buscarán la muerte en esos días pero la muerte los eludirá.

6. Y un rey se levantará en las tierras del occidente a quien llamarán "el rey de paz";

7. correrá sobre le mar como un león rugiente;

8. matará al rey de injusticia y se vengará sobre Egipto con guerra y derramamiento de sangre.

9. Pasará en esos días que ordenará paz y un regalo inútil, desde Egipto .

10. Dará la paz a los santos diciendo: "El nombre de Dios es Uno".

11. Honrará a los santos y exaltará la ciudad santa;

12. dará regalos inútiles a la casa de Dios;

13. desde las ciudades de Egipto merodeará, astutamente, sin que lo sepan;

14. contará los santos lugares, pesará los ídolos de las gentes, contará sus riquezas y designará los sacerdotes.

15. Ordenará que los sabios de la tierra y los grandes de los pueblos sean apresados y llevados a la metrópoli por mar, diciendo: "¡No hay sino una lengua!"

16. Y cuando escuchéis: "¡Hay Paz y Alegría!":

-1Ts 5.3-
17. ¡He aquí! Voy a deciros cuáles son las señales para que podáis reconocerlo:

18. Tiene dos hijos, uno a su derecha y otro a su izquierda.

19. Aquel que está a su derecha tendrá una apariencia de un demonio y desafiará el nombre de Dios.

20. Ahora cuatro reyes viene de ese rey.

21. En su año treinta bajará a Menfis y construirá allí un templo;

22. su propio hijo se levantará contra él y lo matará;

23. toda la tierra se agitará.

24. En ese día él promulgará un decreto por toda la tierra, para que sean encarcelados los sacerdotes de la tierra y todos los santos, diciendo: "¡Todos los regalos y todas las cosas buenas os las ha dado mi padre, ahora devolveréis el doble"!

25. Cerrará los lugares santos, les quitará sus casas y hará prisioneros a sus hijos.

26. Ordenarán que se ofrezcan sacrificios abominables y traerá la miseria sobre la tierra.

27. Aparecerá debajo del sol y de la luna;

28. los sacerdotes de la tierra rasgarán sus vestiduras.

29. ¡Ay de vosotros jefes de Egipto en tales días porque vuestro día ha pasado!

30. La violencia hecha a los pobres se devolverá contra vosotros y vuestros hijos serán llevados como botín.

31. En esos días las ciudades de Egipto se lamentarán porque no escucharán la voz del comprador ni la voz del vendedor.

32. Los mercados de Egipto se cubrirán de polvo. Los habitantes de Egipto llorarán al tiempo; anhelarán la muerte, pero la muerte huirá y los abandonará;

33. correrán sobre las rocas y saltarán hacia abajo, diciendo: "¡Caigan sobre nosotros!", pero no morirán.

34. Doble tribulación vendrán sobre toda la tierra aquel día:

35. En esos días el rey ordenará que todas las mujeres con hijos en el vientre sean arrestadas y traídas ante él atadas y que le den de mamar a serpientes y que su sangre sea exprimida de sus senos para usarla como veneno para flechas.

36. Debido a la necesidad de soldados para las guerras, ordenará que todos los niños menores de doce años sean reclutados y tengan que aprender a disparar con arco y flecha.

37. Todas las parteras de la tierra se lamentarán en esos tiempos y la mujer que tenga hijos elevará sus ojos al cielo diciendo: ¿Por qué me senté en la silla de parir para traer niños al mundo?".

38. Las estériles y las vírgenes se regocijarán diciendo: "Ahora es el momento para regocijarnos por no tener hijos sobre la tierra, nuestros hijos están en los cielos".

39. En esos días tres reyes se levantarán entre los persas, tomarán a los judíos que estén en Egipto y los transportarán hasta Jerusalén y habitarán y permanecerán allí.

40. Si escucháis que "la seguridad está en Jerusalén", entonces ¡rasgad las vestiduras! vosotros sacerdotes de la tierra, porque la llegada del Hijo de la Perdición no demorará.

-1Ts 5.3; 2Ts 2.3,8; Jn 17.12 -

41. En esos días el Impío se manifestará en los lugares santos;

- 2 Ts 2,4; Dn 9:27; 1M 3.6; 9.23, 58, 69; 11.25; 14.14; 2Cr 15.3; Sb 17.2-

42. los reyes de los persas huirán hacia Hrearit con los reyes de los asirios Cuatro reyes pelearán contra tres.

43. Durarán tres años en ese lugar hasta que allí puedan poner sus manos sobre el tesoro del templo.

44. En esos días la sangre correrá desde Kôs hasta Menfis. El río de Egipto se convertirá en sangre y nadie podrá beber de él por tres días.

45. ¡Ay de Egipto y sus habitantes!

46. En esos días un rey aparecerá en la ciudad llamada "La Ciudad del Sol" Toda la tierra se consternará y él se apresurará hacia Menfis.

47. En el sexto año de los reyes persas, él planeará una emboscada en Menfis; él matará a los reyes asirios. Los persas se vengaran de la tierra.

48. Ordenará la ejecución de todos los gentiles y ateos y mandará que los templos de los gentiles sean saqueados y aniquilados sus sacerdotes y mandará reconstruir los templos santos.

-Dt 7.25; Ro 2.22,24 -

49. El dará dobles regalos al templo de Dios y dirá "¡El Nombre de Dios es Uno!".

50. Toda la tierra adorará a los persas.

51. Por eso, el resto, los que han sobrevivido la arremetida, dirán: "Este es un rey justo que el Señor nos envió para que la tierra no sea convertida en desierto."

52. Ordenará no dar nada al rey durante tres años y seis meses. La tierra se llenará de abundantes riquezas.

53. Los vivos irán al encuentro de los muertos y les dirán: "Levantaos y compartid con nosotros esta vida de paz."

Capítulo 3


1. En el cuarto año de este rey el Hijos de la Iniquidad aparecerá diciendo: "Yo soy el Ungido", pero él no lo es. ¡No creáis en él!

-Mt 24.23; Mc 13.6; Lc 21.8-

2. Cuando el Ungido llegue, vendrá como un palomar, con una corona de palomas rodeándole y marchará sobre las nubes del cielo con el signo de la cruz precediéndole.

3. El universo entero le verá como al sol que resplandece, desde las regiones del Oriente hasta las regiones del Poniente.

4. Así vendrá, con todos sus ángeles rodeándolo.

5. El hijo de la Iniquidad de nuevo comenzará a pararse sobre el lugar santo.

6. Dirá al Sol: "¡Cae!" y él caerá; le dirá : "¡Brilla!" y él lo hará; le dirá: "¡Obscurécete!" y él lo hará.

7. Dirá a la luna: "¡Conviértete en sangre!" y ella lo hará.

8. Recorrerá el cielo con ellos; caminará sobre el mar y sobre los ríos como sobre la tierra seca.

9. Hará caminar a los paralíticos, oír a los sordos, hablar a los mudos y ver a los ciegos.

10. Limpiará a los leprosos, curará a los enfermos y sacará demonios.

11. Multiplicará las señales y prodigios en presencia de todos.

-Mt 24.24; 2Ts 2.,9; Ap 13.13-

12. Hará las mismas obras que el Ungido, excepto resucitar los muertos.

13. Por esto sabrás que él es el Hijo de la Iniquidad, porque no tiene poder para dar vida.

14. Sí, os diré cuáles son las señales que lo distinguen, para que podáis ser capaces de reconocerlo.

15. Es un hombre escuálido hombre herboso, con las piernas débiles, alto, con un mechón gris por delante de su cabeza clava, las cejas le llegan hasta las orejas y por delante de la mano tiene una mancha de lepra.

16. Se transformará delante, de vosotros y de quienes los miren, unas veces como un anciano otras veces como un niño;

17. se transformará en todas sus características, pero las señales de su cabeza no las podrá cambiar.

18. En esto conoceréis que él es el Hijo de la Iniquidad.

El más grande de los profetas de Israel (1 R. 17:1-24; 18:40; 19:1-21; 21:1-29; 22:1-40; 2 R. 1:1-2:8). Vivió en la primera mitad del siglo IX bajo el reinado de Acab. Elías alcanzó grandísima fama en Israel, más que los demás profetas.

Apodado "tisbita", se cree que nació en Tisbe, en las montañas de Galaad, sitio identificado con un lugar situado cerca del rió Jaboc, hoy llamado Zerka. Su ministerio profético se narra en 1 R. 17:19, 21; 2 R. 1 y 2.

Su actividad comienza cuando enfrenta a Acab, rey de Israel, para pronosticar una sequía de tres años en el país. Por indicación divina, debió esconderse junto al arroyo de Querit, vecino al Jordán, y luego en la casa de una viuda en Sarepta, en tierras fenicias. En ambos lugares fue alimentado milagrosamente: primero por cuervos, y segundo mediante una milagrosa provisión de harina y aceite. Dios se sirvió de él para resucitar al hijo de la viuda (1 R. 17:2-24).

En su segundo encuentro con Acab, concertado por medio de Abdías su mayordomo, Elías propuso la gran concentración de los 450 profetas de los falsos dioses Baal y 450 de Asera, para demostrar delante de todo el pueblo quién era el verdadero Dios. Los falsos profetas fracasaron, pero Dios honró a su profeta, y contestó su oración enviando fuego del cielo que consumió el holocausto y el altar de Jehová que Elías había reconstruido. Jehová es aclamado y Elías degüella a los profetas de Baal junto al arroyo de Cisón (1 R. 18:1-46). Elías predice que la lluvia vendrá.

No obstante, ni el pueblo ni sus gobernantes se arrepienten. La reina Jezabel trama la muerte del profeta, quien huye al desierto, donde, desalentado, desea la muerte. Un ángel alimenta al profeta y le fortalece para caminar cuarenta días hasta Horeb, el monte de Dios. Allí recibe una triple orden divina: la unción de Hazael y Jehú como reyes de Siria e Israel, respectivamente, y la de Eliseo como sucesor suyo (1 R. 19:1-17).

Eliseo, sucesor de Ellas, no se aparta de éste. A la vista de cincuenta de los hijos de los profetas, Elías divide las aguas del Jordán con su manto y ambos cruzan el rió. Eliseo le pide tuna doble porción de su espíritu. Mientras hablan, un carro de fuego los separa; Elías sube al cielo en un torbellino y su manto es recogido por Eliseo (2 R. 2:1-12).

Elías es mencionado una vez en la época del rey Joram de Judá (2 Cr. 21:12-15), cuando después de su muerte se encontró un escrito suyo en el cual profetizaba la muerte de este monarca por su apartamiento de los caminos de Dios.

Los hebreos esperan el retorno de Elías, tal como lo predijo Malaquías (Mal. 4:4-6). También en el Nuevo Testamento el tema se repite (Mt. 11:14; 16:13; 17:10-13; Lc. 1:17; Jn. 1:21-25; Mr. 6:15). Esta visión de Malaquías nos afirma que Elías, como el enviado que ha de venir antes del "Día del Señor", tendrá la misión de preparar al pueblo para el advenimiento final de Dios. Junto con Moisés y Elías, serán dos testigos que profetizarán durante los días de muerte y resurrección al final del mundo (Ap. 11:3-13). Estas profecías, que están en parte por cumplirse, se han realizado en parte en los días de Juan el Bautista y de Cristo.

Juntamente con Moisés el legislador de Israel, Elías figuró al lado de Cristo en la Transfiguración (Lc. 9:30-33); en aquella ocasión "la ley y los profetas" se dan cita para manifestar al pueblo que las profecías se cumplen en Cristo y que Él es la plenitud de la ley.

Algunos testigos de la crucifixión pensaron que el Señor llamaba a Elías desde la cruz (Mt. 27:47-49). Pablo recuerda la escena del Carmelo en Ro. 11:2-4, y Santiago (5:17, 18) destaca al profeta como ejemplo de oración, porque a pesar de estar "sujeto a pasiones como nosotros" Dios escuchó sus oraciones.

Elías está presente en casi todos los libros de la Biblia. Si Moisés fue el instrumento escogido por Dios para liberar a su pueblo y darle una legislación, resultado de la alianza con Él, Elías es el restaurador de esa alianza en los momentos cuando el pueblo desobediente quería escapar al amor de Dios desechando sus promesas.