sábado, 7 de septiembre de 2013

Los khlysty y Rasputin

Los jlystý o khlysty (en ruso Хлысты́), flagelantes o azotados; también llamados Gente de Dios. Grupo sectario separado de la Iglesia Ortodoxa Rusa, escisión de la Iglesia de los Viejos creyentes. Fundado por Danila Filippovich, en 1631, en la provincia de Kostromá, en Rusia.


Según su doctrina, Jesús se reencarna periódicamente en un ser humano; el intercambio físico con este elegido (en quien habita un dios o bien el fuego de dios), terminaría por abolir y transformar el pecado en virtud. Enseñaban que dentro de cada ser humano habita una pequeña chispa divina -la llama interna-, y el reconocimiento de esta esencia mágica dentro de cada hombre era suficiente para liberarse de cualquier tipo de restricciones, ya fueran sociales, sexuales o intelectuales.

En sus asambleas, se azotan con ramas o telas entorchadas; entran en comunicación con el Eterno durante sesiones de éxtasis y de trance colectivo, donde realizan bailes giratorios, se embriagan y practican una frenética actividad sexual, seguido de un arrepentimiento contrito y angustiado, de donde salen purificados.

Celebraban a antiguos dioses eslavos, como Yarilo y Rusalka, que eran la personificación de la pasión y el deseo, y al Domovói, el genio tutelar.

Esta doctrina tiene un gran parecido a la predicada por los Hermanos del libre espíritu.

Rasputin estuvo asociado con esta secta.

Rasputín: el evangelista khlysty
A pesar de la prevalencia de la Iglesia Ortodoxa, existieron en Rusia, durante los siglos XVIII y XIX conocidas sectas religiosas de carácter tántrico. La evidencia indica que eran lideradas y dirigidas por hombres cuya visión, capacidades, prácticas y objetivos los revelaban como estudiosos de la teosofía, conocedores de los principios esotericos del cristianismo (como la philokalia y la metanoia de los padres del desierto y que fue llevada hacia las estepas por los misioneros ortodoxos); o bien, por satanistas de primer orden. La secta de los khlysty (flagelantes) es un ejemplo más representativo que cualquier otro. Estos hombres sabios eran concientes de que las pasiones siempre terminan ganando. Seguramente conocían la doctrina de los egos que ya había descrito el patriarca Evagrio:

“Ocho son en total los pensamientos genéricos que comprenden todos los pensamientos: el primero es el de la glotonería (gastrimargía); después viene el de la fornicación (porneía); el tercero es el de la avaricia (Phylagyría); el cuarto, el de la tristeza (lypé); el quinto, el de la cólera (orgé); el sexto, el de la acedía (akedía); el séptimo, el de la vanagloria (kenodoxía); el octavo, el del orgullo (hyperephanía)”.

Quienes no comprenden los principios tántricos suelen comprender la "santa" justificación del placer y la lujuría que daban los sacerdotes de los Khlysty como verdaderamente hipocritas, pero cuando uno entiende el clima religioso que habia en Rusia bajo los Zares, estos mismos argumentos resultan claramente pragmáticos.



La respuesta religiosa rusa ha sido siempre conocida por su sensualidad extrema, y su alta carga emocinal. Para los rusos la extravagancia de su ritual ha jugado consistentemente un papel sustancial. Y el patrón de embriaguez, desenfreno y libertinaje seguido por un arrepentimiento contrito y angustiado estaba frecuentemente más alla de la comprensión de occidente.

¿Quiénes eran y de donde vienen los khlysty? Aparecieron por primera vez en Rusia por la misma epoca que sus antagonistas, sus hermanos "separados", los skopcy, o "castradores" (alrededor del año 1.500). Su ritual, aunque era ruso, también contenía algunas adaptaciones foráneas. Celebraban de palabra y hecho a dioses antiguos y divinidades precristianas, a dioses como Ialiro y Rusalky, que eran la personificación de la pasión y el deseo, y al Bomoboy, o genio tutelar. Los dioses invocaban a dioses biblícos del placer, así como a oscuros demonios, como Balaam, y a deidades persas como Kors. En el ritual de estos "perseguidores del goce" sus giros y circunvoluciones, seguidos de una frenética actividad sexual, eran virtualmente indistinguibles de la danza extática de los derviches.

Indudablemente el más fehaciente testimonio de la influencia de sectas foráreas sobre los khlysty era su dogma del "arrepentimiento a través del pecado" —la proposición que el intercambio físico con un elegido, o una "divinidad" (alguien en quien habita un dios o bien el fuego de dios) terminaría por aboler y transformar el pecado en virtud. Aunque difiere levemente, esta doctrina tiene un asombroso parecido, a la predicada por los Hermanos del Espirtu Libre en Francia, Alemania y Checoslovaquia en los siglos XV y XVI. Los Hermanos del Espiritu Libre era una secta de disidentes abortados del útero de su Madre Iglesia Católica Apostólica Romana. Enseñaban que dentro de cada ser humano habita una pequeña chispa divina (la Esencia Divina). Creían que un pequeño reconocimiento de esta esencia mágica dentro de cada hombre era suficiente para liberarse de cualquier tipo de restricciones, ya fueran sociales, sexuales o intelectuales.

Doctrinalmente hablando, los khlysty llegaron con el tiempo a rechazar la veneración de imágenes e iconos, y radicalizar sus posturas con respecto a la liturgia. Por ello con el paso del tiempo se fueron distanciando cada vez mas de la iglesia ortodoxa. Sobre todo cuando surgió una escisión que abrió el camino a otro notable movimiento extremista. 

A través de su historia, los rusos han sido predominantemente receptivos, aunque a veces quijotescos. Y a pesar del mito contemporáneo de la igualdad de clases, pueden hallar su lugar con mucha facilidad y reconciliarse con ello. La intriga y el cambio siempre han provenido de las más extrañas esferas. La doctrina de la llama interna fue por tanto, facilmente adaptada para que se acoplace al "alma" rusa. En lugar de cincuenta dioses menores de una congregación en busca de su divinidad, un lider humano se hacia divino. Todos se inclinaban con devoción ante este maestro o líder. Era quien los liberaría del pecado. A esto lo acompañaba el uso de un formato de liturgia ortodoxa completamente transformado, persistentemente entrelazado a los rituales. Asociado con este fenómeno, hallamos al maestro ruso y villano conveniente, Grigorig Efimovich Rasputin, el "monje loco" quien, a través de la fuerza de su personalidad, y el encanto de una naturaleza algo ambigua, tuvo éxito al detener los ataques hemofílicos del zarevich integrandose así en los circulos internos de la corte del Zar. La secta de los khlysty utilizaba los textos bíblicos de Por tanto, mortificad vuestros miembros terrenos (Colosenses 3:5) O cuando decía lo siguiente sobre el :...golpeo mi cuerpo y lo conduzco como esclavo, para que después de haber predicado a otros, yo mismo no llegue a estar desaprobado. (1 Carta de Pablo a los Corintios 9,27)para justificar su particular ascesis de tipo kakir. En algún momento el grupo creció rápidamente en toda Rusia, sobre todo a raíz de cierta controversia surgida dentro de la iglesia Ortodoxa, que hizo que muchos abandonaran la iglesia desencantados de sus intrigas y ambiciones políticas.

La idea central de su ideología radicaba en la Radeniya, rituales en los que se convocaba a hombres y mujeres para castigarse corporalmente. Además tenían como pilar de su doctrina, la reencarnación de Jesús hecha de manera continua, es decir, ellos pensaban que al morir el Hijo de Dios, este se reencarnó luego en otra persona, quien a su vez también debería pasar por un sufrimiento similar, para que de esta manera se manifieste la salvación permanente del hombre. Actualmente entre los gnósticos podría entenderse dicha suposiución como una mala interpretación de la cristrificación particular de cada cristiano ("No soy Yo, sino Cristo el que vive en mí" como decía San Pablo; o bien una oportunista concepción del Maestro para cada tribu). Ellos buscaban al reencarnado para hacerlo pasar por el mismo sufrimiento y así transformar el pecado en virtud (el gnóstico sabe que, de hecho, todo cristificado pasa por ese proceso; aunque definitivamente no en la forma en que la secta rusa lo comprendía); sin embargo, una de las prácticas que más llamó la atención fue el hecho de que al creer ellos que ya eran salvos, acogían todos los pecados y las acciones pecaminosas, estando muy seguros de que eso no los afectaría. Según ellos, Dios se sentía encantado de demostrar su poder perdonador a sus criaturas, por lo tanto, creían también que Él era dichoso cuando el hombre pecaba. De allí que surgieron las acusaciones de que practican secretamente orgías sexuales, para después fustigarse, algo que no ha quedado probado, como tampoco que practicaran el castigo físico de forma regular, en realidad solo lo efectuaban en determinados momentos del año. Lo que sucedía es que en aquellos encuentros, al celebrar la Radeniya, solían hacer una danza circular hasta llegar al éxtasis y es posible que hubiese apiñamientos fortuitos y algún que otro roce, pero nunca orgías programadas. Exactamente como los derviches mendicantes, de quienes seguramente asimilaron mucho de su doctrina. Si bien es verdad que permitían las relaciones sexuales entre miembros solteros, los cual hizo surgir la promiscuidad entre ellos, entendiendo que después serían perdonados.

También se les acusaba de celebrar a ancestrales dioses eslavos, como Yarilo y Rusalka, que en la antigüedad se consideraban la personificación de la pasión y el deseo, y que adoraban a un dios llamado Domovoi, el genio tutelar (¿el divino Daimón?) . Aquello no dejaba de ser una acusación interesada por parte de miembros de la Iglesia que pretendían con esas acusaciones el rechazo del pueblo, y del estado por practicar y enseñar sobre dioses paganos.

En un principio, Daniil, el fundador, ni siquiera tenía el propósito de crear una nueva iglesia, pues permitió que sus miembros continuaran asistiendo a las iglesias ortodoxas. Las persecuciones obligaron a estos a aislarse y reunirse secretamente, y en otros momentos a difundirse incluso fuera de Rusia, llegando con sus costumbre incluso a Francia.

Los khlysty han recibido mucha de la fama que tienen a través de su presunta asociación con Rasputin. Aunque toneladas de libros han sido escritos sobre el, solamente uno, la perceptiva biografía de Colin Wilson, parece dibujar su retraro con bastante percepción. Si uno tiene suficiente perspectiva, las memorias de Maria la hija de Rasputin, es bastante esclarecedora. Las cualidades poseiadas por Rasputin serán algún día el material a partier del cual se simentara la busqueda de la grandeza humana —el tipo de grandeza que hace avanzar al hombre en su desarrollo evolutivo. Algunos vieron esta grandeza en Rasputin y sintieron su efecto en formas que no podían entender, formas que incrementaban el dolor de su propia incompetencia. Debido a que utilizaba este mecanismo interno, este "detector de incompetencia", Rasputin se granjeó muchos enemigos, al igual que muchos psicofantes.

Pero Rasputín no se conformó con indagar con las doctrinas de los Khlysty. En algún momento conoció a otro iluminado llamado Makariy, el cual ejerció una enorme influencia sobre Rasputín. Después de aquello, en el año 1889 se casó con Praskovia Fyodorovna Dubrovina con la que tuvo tres hijos: Dimitri, Varvara, y María. Se sabe que engendró más vástagos con otras mujeres. En 1901, se marchó de su región natal y se hizo peregrino. Estuvo dos años viajando por tierras eslavas, Grecia y Tierra Santa. Aprendió mucho de historia, esoterismo, teosofía, viejas religiones y tradiciones. En 1903 vuelve de nuevo a Rusia, donde se mueve por las calles de San Petersburgo donde es considerado como un adivino, siendo muy populares y concurridas sus consultas, fue entonces cuando empezó a albergar el objetivo de relacionarse con la familia real.


Es importante anotar que las personas que llevaron a Rasputin a San Petesburgo y lo presentaron a la corte no eran ocultistas de pacotilla, sino miembros prominentes de la aristocracia clerical y de la intelligentsia urbana (arzobispos ortodoxos como Hermógenes e Iliodor; teósofos como Papus, etc). Diletantes y santos (principalmente John de Cronstadt) lo consideraban un hombre santo con poderes de Dios. (Sin embargo después de su muerte lo condenaron como un diablo). Relatos de sus inclinaciones extremas y sus excesos florecian por doquier en la ciudad. Se decia que había cierta emanación azulada que parecia emerger de sus labios. Se le atribuía una capacidad escalofriante para percibir los pensamientos y las emociones ocultas de otros. Esto es sustentado por sus propias palabras, que tambien refutan en los argumentos de quienes buscaban desacreditarlo al insinuar que entre sus "vicios" estaba el hurto. Su hija, Maria, recuerda a su padre diciendo: "Nunca me atrevi a robar ni el más pequeño objeto. Solía creer que todos se darían cuenta de una vez que yo habia robado algo, ya que yo mismo notaba cuando uno de mis camaradas había robado."

Sus capacidades curativas fueron reconocidas y ampliamente divulgadas, sin embargo no lo fueron sus métodos, ya que el de Rasputin no era un chamanismo comun y corriente, propio del curandero. Su presunta vida libidinosa, libertina y extravagante ha sido el sujeto de incontables y purulentos ataques, al igual que su inexistente papel de lider-redentor en la secta de los khlysty. Que Rasputin se involucrara en una camarilla política esta fuera de duda. A pesar de su histrionismo, y de que era bastante impulsivo, franco y abierto, no era alguien fácil de impresionar, y probablemente tenía un alto nivel de inteligencia natural. Sin embargo, poco se sabe de las reuniones secretas que tenían lugar en "noches especiales" del año, en las cuales sólo se admitian unas pocas personas, tanto nobles como plebeyos —noches a las cuales se aludía pero que no se discutían, donde Rasputin era "la llama roja" y se llevaba a cabo "la gran obra".

Cuando Alejandra, la emperatriz de Rusia, fue ejecutada en el sótano de la casa Ipatiev en 1.918, dos años después del cruel asesinato de su bathiuska Grigorig, los guardias hicieron un descubrimieno único. Mientras buscaban joyas entre sus poseciones, encontraron un par de dragones verdes tallados en esmeralda cosidos a su corse, que Rasputin le había regalado muchos años atrás. ¿Podría ser que Rasputin alla tenido tratos con El Dragón Verde, la extraña orden hermética extendida por todas las Rusias? También hay muchas especulaciones sobre las verdaderas motivaciones del movimiento khly sty de fin de siècle.

Sobre este fascinante personaje, Samael Aun Weor, el más connotado líder del gnosticismo americano escribe:

A todas luces resalta con entera claridad meridiana que la despótica fuerza mágica del "diablo sagrado" Rasputín, se debía exclusivamente a su tremenda potencia sexual.

El zar y la zarina se arrodillaban ante él; creían ver en ese monje fatal un santo viviente.


Es obvio que Rasputín encontró el ánimo de los zares muy dispuesto, gracias al mago francés Papus (Dr. Encause), médico de cabecera de los soberanos.

Waldemar dice: "De lo más instructivas son las memorias diplomáticas del antiguo embajador francés en San Petersburgo, Mauricio Paléologue, publicadas por la Revues des Deux Mondes.

El embajador describe una invocación de espíritus efectuada por el conspicuo ocultista francés Papus (Dr. Encause), y por cierto, según expreso deseo de los zares. La causa de la tal sesión fueron los disturbios revolucionarios de 1905. Papus había de conjurar la revuelta mediante un gran exorcismo en presencia del zar, la zarina y el ayudante capitán Mandryka.

Paléologue, como garante de Papus, con quien tenía relaciones amistosas, informa:

Mediante una intensa concentración de su voluntad y un extraordinario acrecentamiento de su dinamismo fluido, el mago logró evocar la sombre del muy pío zar Alejandro III: Señales indudables probaron la presencia del espíritu invisible...

"A pesar de la angustia que le oprimía el corazón, Nicolás II preguntó de todos modos a su padre si debía reaccionar o no contra la corriente liberal que amenazaba con barrer a Rusia. El fantasma respondió: Debes extirpar, cueste lo que cueste, la incipiente revolución. Más un día volverá a brotar de nuevo y será más violenta cuanto más dura sea la actual represión. ¡No importa! ¡Animo, hijo mío! ¡No ceses de luchar!"

Waldemar, el sabio, dice: "El Zar, como notorio creyente en los espíritus, debía, pues, prestar gran interés a un hombre que, como Rasputín, venía precedido de gran fama como curandero milagroso".

"El monje campesino procedía también de la categoría, tan extendida en la Rusia de la época, de los llamados magos de aldea, poseyendo un magnetismo vital tan extraordinario, debido a su insólita potencia sexual, que debió producir el efecto de una fuerza primitiva irrumpiendo en los círculos de la nobleza Petersburguesa, en parte ya degenerada."

"Una de sus primeras proezas en la corte fue tratar magnéticamente al heredero del trono, enfermo de hemofilia, logrando contener sus hemorragias, cosa que los médicos no habían conseguido".

Continúa el sabio Waldemar diciendo: "Desde ese instante temblaron ante él grandes duques, ministros y toda la camarilla de la nobleza, pues la circunstancia de que tuviera en sus manos la vida del Zarevitz le granjeó la ilimitada confianza del Zar y la Zarina. Y esta confianza la supo utilizar en su provecho muy cabalmente; gobernó a su antojo a los Zares, y por ende, a Rusia".

"Al aumentar constantemente su poderío, un grupo de adversarios de elevada alcurnia y posición, a cuya cabeza se hallaban el príncipe Yussupov y el gran duque Pavlovitsch, decidió suprimir al importuno monje milagroso".


"Y así, en una cena en el palacio del príncipe citado, le fueron servidos al monje invitado manjares y bebidas emponzoñados con cianuro de potasio, en dosis tan fuerte, que hubiera bastado para matar a una veintena de hombres o más en unos segundos. Pero Rasputín comió y bebió con creciente apetito; el veneno no parecía surtir efecto alguno sobre él".

"Los conjurados se inquietaron, pero siguieron animando al odiado a que comiese y bebiese más. Ni por esas; el veneno no tenía poder ninguno sobre el monje milagroso; por el contrario, cada vez parecía sentirse más a sus anchas el maldito".

"En consecuencia, los conjurados acordaron que Yussupov le matara con una pistola. Disparó pues el príncipe, desplomose de bruces en el suelo Rasputín, y los conjurados le dieron por ya muerto".

"Yussupov, que había alcanzado en el pecho al monje, se dispuso a dar vuelta a la cara del caído, pero ante su espanto, Rasputín le dio un empellón, se puso de píe y con pesados pasos intentó escapar de la habitación. Entonces el conjurado Purischkjewitsch hizo cuatro disparos contra el monje, quien volvió de nuevo a desplomarse, alzose otra vez, siendo ahora golpeado a bastonazos y patadas por el furioso Purischkjewitsch, hasta que pareció definitivamente rematado. Pero la vitalidad de Rasputín era tal que aún dio señales de vida cuando los conjurados metieron su fornido cuerpo en un saco, el cual ataron, arrojándolo luego desde un puente entre los témpanos del Neva".

Este fue el final trágico de un hombre que hubiera podido auto-realizarse a fondo.

Desafortunadamente el monje Gregor Rasputín no supo utilizar sabiamente la formidable potencia sexual de que lo dotara la Naturaleza y descendió al plano de la más baja sensualidad...

Fuentes