viernes, 6 de septiembre de 2013

Revelaciones de una profetisa: ¿Cómo surgió el infierno?

Esto sucedió en diciembre del 2011, cuando yo tuve esta visión, el Señor me llamó por mi nombre y yo contesté "Habla Yahweh que tu sierva escucha", el Señor me había despertado a las 11: 30 p.m. de la noche, cambió la estructura de mi cuarto y sabía que entraba en visión.

Yo estaba al frente de Dios y era tan grande, que sólo su dedo pulgar de su pie era como 2 metros más alto que yo, entonces me volví al Señor y le hice una pregunta que hacía tiempo yo quería saber y le dije: Yahweh ¿Podrías mostrarme cómo creaste al infierno?

Entonces, ante mis ojos, comencé a ver la visión ...

Vi ante mí la Tierra desde el espacio, la cual, en ese momento, los continentes eran uno solo, seres celestiales con forma de hombre y tamaño gigante, se acercaban a la Tierra, cada uno de los gigantes celestiales llevaba un papel que tenía algo escrito en un lenguaje desconocido, pregunté qué llevaban escrito y me respondió el que me acompañaba con voz fuerte y metálica: "Son las instrucciones que yo les di del trabajo en la Tierra", yo pregunté: ¿En el nombre de Cristo quién me habla? y me respondió: "YO SOY y te acompañaré esta vez".

Cuando me vi, estaba sobre una mano gigante, que me llevaba a través del espacio y observaba cómo esos ángeles, aprovechándose del poder que ellos tenían, engañaban a la gente permitiéndose pasar por dioses y dejando que seres de otros planetas invadieran a la Tierra, los ángeles hacían cosas abominables, violaban personas, hombres y mujeres, animales y plantas, nada se escapaba a ellos, porque tenían el poder de materializarse y tomar forma de lo que fuera y sus hijos eran fenómenos monstruosos que atacaban a la gente y a toda la creación por igual.

Entonces, en el Paraíso, vi un niño gigante poner su mano en el pecho , ese niño era Dios y una energía llameante anaranjada y negra, estaba ahí en el lado de su corazón, la tomó en su mano, arrancándosela de su pecho y la arrojó tan fuerte, que salió de los confines del Paraíso y adonde cayó esa energía, se formó un hueco y alrededor de ese hueco, estaba solo oscuridad y desierto, luego observé que la energía oscura y anaranjada, empezaba a tomar forma de un hombre gigante dentro de una grieta y su boca correspondía al hueco por donde se ingresa y en su interior se sentía frío, un frío quemante junto con llamas, los hormigueos en los dedos se sentían como si fueran miles de gusanos u hormigas picándote sin cesar, frío quemante, fuego que derrite, aire tan frío que duele al respirar, duele al volver los ojos a cualquier lado, duelen las articulaciones y aunque alrededor hay fuego, se sentía un gran frío dentro del ser en el pecho, en las articulaciones, frío que duele y paraliza el cuerpo, pies que duelen cuando se camina y una gran sed que no se puede saciar, porque el agua es lava ardiendo y su vapor entra en la nariz y lastima al respirar y duele en la garganta, un olor tan fuerte como el azufre de un volcán, es el olor del aire.

Y estando en ese lugar, yo clamé a Jesucristo para que me sacara de ahí, porque estaba sufriendo y me sentí triste, con frío, quemada, adolorida y con mucha sed, mi piel se desprendía y sólo podía recordar cómo la gente despreciaba al Señor por cosas materiales, siendo que Dios es el dueño de todo.

Y al ver que el Señor era un niño que se sentía despreciado por sus muñecos vivientes, sentí una gran indignación hacia aquellos que lo despreciaban, porque no había ninguna razón, todo lo contrario, debían estar agradecidos por existir, una gran tristeza vino hacia mí y lloré muchísimo y quise abrazar a ese gran niño, queriéndole decir lo mucho que yo lo quería, de pronto, una energía blanca y rosada me cubrió y ya no estaba en ese lugar desagradable, esa energía, se posó a la derecha del gran niño y una voz fuerte y metálica me dijo: "No puede haber tristeza ni furia en algo perfecto e incorruptible, por eso, se ha retirado la furia de lo perfecto, porque la furia es fría y quemante a la vez, porque se indigna ante la injusticia y no perdona ni tiene piedad contra el que lo ha ofendido.

Entonces observé que muchos ángeles y personas se rebelaron y no querían obedecer, ni dar pleitesía a Dios, sino que no querían tener el poder y hacer lo que les viniera en gana, sólo por el hecho de tener el mando y se destruían y atacaban entre sí sin piedad, entonces el Gran Niño, Dios, me volvió su rostro hacia mí y me dijo:"Si no quieren estar conmigo, entonces , los complaceré, los mandaré al Seol, ese nuevo lugar, fuera de mis tierras en donde no estoy yo, para que puedan vivir sin mí".

Yo me pensé que el Seol era el infierno y el infierno es la furia de Dios que había expulsado de su pecho al sentirse rechazado por su creación, es indignación que castiga sin piedad y no perdona nunca ni olvida el mal y así según el mal que se haya hecho, así de grande es el sufrimiento, porque, a pesar de que se indigna la furia y se venga, también es justa en cuanto a la enormidad del castigo, pues le da al malvado lo que se merece, de acuerdo a lo que haya hecho y en ese lugar, el prisionero no olvida sus delitos, los recuerda siempre, para que sepa siempre, por qué es castigado.


Y vi las almas de las personas y de los ángeles que se rebelaron ante la autoridad de su Creador, ser arrojados de las tierras de éste, fueron arrojados al Seol y Seol abría su boca y se tragaba a todos los que le arrojaban y como Seol siempre está furioso, no escucha súplicas ni arrepentimientos, porque sabe que sus víctimas lo dicen sólo para salir de ese lugar, para salvarse del castigo y no porque realmente lo sientan, ya que a lo largo de su vida terrenal, siempre en su corazón quisieron hacer lo que les viniera en gana y nunca se preocuparon por querer agradar a su Creador obedeciéndole, por tanto, como Seol sabe la vida de sus víctimas desde el principio, conoce cuál es el pensamiento que abunda en sus corazones y sin tenerles piedad a sus víctimas, les castiga sin cesar.

Como Seol salió del pecho de Dios, también tiene la fuerza creadora y crea a sus acompañantes y aliados que le ayudan a impartir justicia y castigar a sus prisioneros, se me dice que esos acompañantes, se hacen llamar furias también y en ese lugar de desolación, aparecen animales horribles y plantas espantosas, aves carnívoras y toda clase de insecto que provoque sufrimiento y temor, pues Seol se complace sólo en ver sufrir a sus prisioneros porque lo merecen, porque despreciaron a Dios y a sus leyes, no hay día en ese lugar, sólo hay una noche eterna y todo lo que hay en ese lugar, lastima y hace sufrir.

En mi corazón, podía yo sentir, todos los pensamientos y razonamientos y al ver en cada prisionero, visiones de su vida, mi corazón se indignaba por tanta rebeldía sin justificación, pues estos prisioneros, en vida, no tuvieron compasión, ni de Dios, ni de su prójimo y como niños malcriados e injustos, le echaban la culpa a Dios, de los males que ellos mismos se provocaban con sus decisiones.

Una energía rosada y blanca, yacía a la derecha de Dios y Dios le llamaba Verbo, porque esa energía hacía todo lo que Él pensaba, Verbo complacía en todo a Dios y le hacía realidad cuanto pensamiento tuviera Dios, le hacía compañía, daba calor como el de un abrazo y se sentía suave como una brisa, no importaba donde se paseara Verbo, su energía era cálida, suave como la brisa y su olor agradable, un sentimiento de calma y felicidad llenaba mi corazón y me sentía muy bien.



Dios se sentó en su trono y volvía sus ojitos a la Tierra y veía como sus creaciones le despreciaban sin razón y al ver a Dios tan triste, yo lloré por Él y le ofrecí mis brazos para arrullarlo y consolarlo, pero no podía acercarme ni moverme de donde estaba, ya que estaba en calidad de vidente y la situación era semejante a como si observara una película en 3° dimensión, entonces Dios en forma de niño,dijo: ¿Quién podrá hacer que estas creaciones me quieran? Y Verbo respondió: "Yo iré a hablarles de ti y les haré reflejar en mis actos, el amor que tú les tienes y al que acepte ser mi aliado y unirse a mí, entonces yo olvidaré lo que hicieron y sólo recordaré lo bueno, lo traeré a ti para que te quiera y te acompañe, así como lo hago yo y el que no desee hacerlo, entonces lo llevaré a Seol, para que le de lo que merece de acuerdo a sus actos." Entonces Dios le dijo: "Ve".


Verbo entonces disminuyó su tamaño y entró en la Tierra semejante a un rayo y en la Tierra, Verbo se paseaba en forma de un joven quinceañero, hablando de Dios y de lo especial y amoroso que es con sus creaciones y Verbo era conocido como el Dios que Salva, porque ayudaba a toda creación y no despreciaba a ninguna, sin embargo, una multitud lo apresó y lo latigaron hasta cansarse, luego le pegaron con un garrote varias veces y de último, con un cuchillo partieron su pecho, en la Tierra de Dios, todos los que estábamos y hasta Dios mismo, llorábamos por la ingratitud por la que fue sometida Verbo, luego pusieron a Verbo en una cueva y la energía de Verbo salió de su cuerpo y éste ha quedado como un cascarón, entonces, Verbo se fue a visitar a Seol a la tierra de la eterna oscuridad, donde Dios nunca entra, porque ahí sólo están los que no quieren estar con Dios.

Verbo tocó la puerta, pero Seol no quería abrirle, porque sabía que Verbo venía a convencer a los que estaban ahí adentro, de que amaran a Dios, entonces, ante la negativa de Seol de abrir su puerta, porque Seol sabía que Verbo no merecía estar ahí, Verbo forzó la puerta y la abrió, Seol salió a su encuentro y le dijo:"¿Por qué has entrado? Tú no mereces estar aquí, ¿Quién te ha enviado?", entonces Verbo le contestó: "He venido para sentir el recorrido de la creación y juzgar de acuerdo a lo bueno que han hecho y se les perdonará de acuerdo al gran amor que tengan en su corazón hacia su Creador, tengo el permiso de llevarme a todo aquél que en su corazón acepte amar a su Creador con gran pasión, así como lo hago yo." Seol le dijo: "Si hay alguien que esté aquí que realmente acepte amar al Creador, llévatelo".


Un ángel rebelde, que viendo la puerta abierta, entró a la casa de Seol, para asegurarse de que Verbo fuera encadenado, ahí en ese lugar y así asegurarse de quitarle toda la creación a Dios, para que Dios quedara tan sólo como había quedado él, ya que todos sus compañeros secuaces rebeldes, estaban prisioneros en la casa de Seol y éste, no los soltaría jamás, ese ángel le dijo a Seol: "Seol, ¿Por qué no aprisionas a Verbo, pues ha venido de la Tierra y te está quitando prisioneros, pues les está hablando y les está convenciendo de sus ideas?", y Seol se volvió y le dijo: "Justo es que se lleve a estos prisioneros, los libere y los perdone, pues ha venido a convencerles de que amen a su Creador y si ellos lo hacen en su corazón, injusto sería que estuvieran aquí, ¿Quién a mandado a Verbo aquí, porque con Él no puedo enfurecerme, ya que sería injusto, porque él no ha hecho nada malo? Entonces el ángel rebelde le contestó: "Fui yo", Seol se volvió a donde estaba Verbo y le preguntó: "¿Este fue el que te mandó aquí? Y Verbo le contestó: "Sí, fue él", Seol preguntó:¿Y de qué manera te pudo enviar aquí?" Y Verbo le mostró imágenes de como había llegado ahí y lo mucho que sufrió, Seol empezó a arder en llamas e indignándose ante el sufrimiento injusto de Verbo, Seol sujetó al ángel rebelde y le preguntó a Verbo: ¿Puedo quedarme con él? Y Verbo contestó: "Quédate con él y haz con él lo que quieras de acuerdo a tu justicia". Seol miró con fiereza al ángel rebelde y éste temblaba, ya que sabía que Seol personalmente lo iba a castigar por siempre y con mucha dureza. 


Verbo por su parte, se llevó a varios de los que estaban ahí, porque habían aceptado amar a Dios y cuando llegó al Reino de Dios, éste se puso muy feliz y le puso en su mano un gran anillo de oro, con una perla brillante de color blanco y le dio una varita de oro, Dios le dijo a Verbo que trajera al que quisiera, pero que Él iba a juzgar si lo querían de verdad o fingían quererlo.

Mientras yo veía esta escena, todo desapareció y me vi en una habitación gigantesca, en donde estaba sentado en un trono, un gigante brillante, del cual, de su luz en el fondo, se distinguía su silueta y con una voz que retumbaba mis oídos, ya que era fuerte y metálica me habló diciéndome:

Esta es la parábola de dos hijos amados, uno se llama Furia y siempre está enfurecido, pero trabaja sin cesar, sin quejarse y acepta lo que yo le mando, mi otro hijo es Amado y siempre me complace en lo que yo quiero y decido. 

Un día, Amado me dijo que le diera la parte de su herencia para ir a disfrutarla, entonces yo acepté, porque como Amado me complace, yo decidí complacerlo también, entonces Amado tomó la parte de su herencia y la derrochó ayudando a todo aquél que quisiera ser ayudado por él, ayudó y ayudó hasta que se le terminó y como se sintió solo, recordó que en mi Reino hay muchas creaciones y que también estoy yo y se pensó: "Iré al Reino de mi Padre, porque ahí ya no estaré más solo y seré por siempre querido y para ser querido, le pediré a mi Padre unirme a él, porque ya no tengo herencia que devolverle". 

Entonces Amado, pensando esto, se devolvió a mi Reino y empezó con humildad a decirme lo que había pensado, pero yo no le dejé terminar y le dije: "Hagamos una fiesta, únete a mí y disfruta conmigo esta felicidad." Le puse un anillo en el dedo índice y le di una varita, lo tomé en mis manos y lo metí en la parte derecha de mi pecho, junto a mi corazón, para que siempre estuviera junto a mí y que reciba siempre de mí el amor verdadero.

Como había tanto ruido, Furia se acercó, para ver que estaba sucediendo y al ver que estaba en una fiesta, le pedí que se alegrara conmigo, pero como siempre pasa furioso, no se podía alegrar y me preguntó: "¿Por qué a pesar de que Amado había gastado su herencia, yo lo recibía con júbilo y por qué a él no le daba herencia también, porque él siempre había trabajado y nunca se ha apartado de mi lado, por qué yo no le hacía fiesta también?".

Entonces le respondí: "Furia, eres un hijo justo y trabajador, de todo lo que recibes es mío y dispones de ello por siempre, sin límite y a como te plazca y siempre estarás a mi lado para recibir mi apoyo, mi aceptación y mi amor, sin embargo, Amado se fue de mi lado un tiempo y estaba muy triste por eso, pero ahora que ha regresado, me siento muy feliz, además, he unido a Amado del lado derecho de mi pecho para no perderlo jamás, así de esta manera, tengo a mis dos hijos a mi lado y me siento completo y realizado". 


El gigante se redujo a un niño de siete u ocho años y de pie con mi propia voz me dijo: "Yo te quiero mucho a ti y si tú me quieres un poquito, estarás en mi corazón junto a mí". Entonces llorando le dije: "Sí Señor, yo te quiero muchísimo a ti también" y arrimé mis brazos para abrazarle y mientras lo hacía, Él me dio una sonrisa, en eso, desperté de mi visión, sentada, con los brazos abiertos en mi cama y llorando.