jueves, 22 de mayo de 2014

Salvoconducto de 20 minutos para descubrir la ciudad más secreta del mundo ubicada en Corea del Norte

El fotógrafo Aram Pram ha obtenido el permiso de las autoridades norcoreanas para grabar en las calles de la capital de Corea del Norte con ayuda de una GoPro. El resultado es tan anodino que asusta

Quizás sea fruto del “efecto Rodman”, o de esa extraña mezcla de atracción, repulsa, desconfianza y risa que despierta la figura del joven tirano Kim Jong-un, o simplemente el resultado de una política interna ligeramente más permisiva con la injerencia ocasional de miradas externas. Sea lo que sea, lo cierto es que la curiosidad internacional por lo que sucede en Corea del Norte parece estar en su máximo apogeo. Todos queremos saber cómo es la vida en el que probablemente sea el país más inescrutable del globo terráqueo. Y cada vez nos llegan más pistas al respecto. La última es un vídeo de poco más de veinte minutos de duración que nos guía a través de las calles de Pyongyang.


Las imágenes fueron capturadas por Aram Pram, un fotógrafo con base en Singapur, con ayuda de una cámara GoPro adosada a un coche. Según Pram, impulsor del proyecto DPRK 360, todo se hizo con el permiso del gobierno norcoreano. Un gobierno que, imaginamos, algo tuvo que decir a la hora de decidir el recorrido que seguiría el coche.

Las leyendas sobre Corea del Norte siempre son impresionantes, mezclan mito y realidad para pintar escenas de control social férreo y narrar historias de castigos inhumanos. Sin embargo, la cámara de Pram retrata una ciudad tranquila, anodina, desangelada, dominada por amplias avenidas y edificios grises de corte occidental, con una presencia escasa de coches y gente que aparece siempre en movimiento, camino de algún otro lugar. No parece que a espaldas de esos edificios esté sucediendo nada anormal, que esa ciudad pueda ser el escenario desde el que Kim Jong-un cocina muchas de las ideas espeluznantes que se le atribuyen. Si no fuera por las noticias que nos llegan hablando de falta de libertades, de la violación sistemática de los derechos humanos y ejecuciones arbitrarias, casi que Pyongyang podría pasar por una ciudad como cualquier otra.

En los últimos meses hemos visto a delegaciones deportivas extranjeras invitadas por el gobierno norcoreano, reportajes fotográficos que muestran estampas cotidianas que transmiten una idea de aparente normalidad, vídeos autorizados, e incluso apps para turistas deseosos de aventurarse en el país. ¿Síntomas de aperturismo o gestos propagandísticos?