viernes, 11 de julio de 2014

El Tercer Templo de Salomón y la profecía de la Vaca Roja

En la  entrevista televisada que van  a ver a continuación, se menciona la profecia del Tercer Templo de Salomon, ya está construido, pero faltaba el nacimiento de la vaca roja, y ésta ya nació. ¡La persona elegida y las personas visitantes solo podrían entrar cuando esta vaca roja sea sacrificada a una edad especifica para purificar el templo!. Esa persona elegida sería el Anticristo. Dicha profecía, aparece en la Santa Biblia.



Hace poco recibí un correo electrónico en el que un emocionado hermano me daba la noticia de que por fin una novilla roja había sido producida en Israel, y que por tal, la adoración en el Templo de Jehová en Jerusalén se reiniciaría. Si tal adoración reiniciase, nos decía nuestro hermano, que era por ende muy posible que la construcción del Templo se iniciara y que por tanto, el fin se acercaba.

Fotografía de la más reciente novillita que se espera sea el candidato perfecto.

En realidad, el Instituto del Templo de la Montaña ha estado involucrado activamente en la producción de un ternero o becerro de color rojo puro desde principio de los años 90 (Fotos y datos sobre el más reciente becerro) . Pues recientemente, un nuevo novillo rojo ha nacido en Israel, y la emoción es latente entre aquellos que siguen los sucesos proféticos. 

Debido al hecho de que algún día en el futuro reciente en Israel se dará inicio a la adoración de Jehová en el Templo, el nacimiento de este nuevo ternero rojo es importante en el ámbito profético. Las cenizas de este ternero son vitales para el proceso de purificación en el templo que tarde o temprano comenzará a construirse en Jerusalén. El proceso de purificación aludido es mencionado en el libro de Números, capítulo 19. Esta novilla o ternero es definido como una vaca joven sobre la cual no se haya colocado yugo.

"Esta es la ordenanza de la ley que Jehová ha prescrito, diciendo: Di a los hijos de Israel que te traigan una vaca bermeja (roja), perfecta, en la cual no haya falta, sobre la cual no se haya puesto yugo: Y la daréis á Eleazar el sacerdote, y él la sacará fuera del campo, y harála degollar en su presencia. Y tomará Eleazar el sacerdote de su sangre con su dedo, y rociará hacia la delantera del tabernáculo del testimonio con la sangre de ella siete veces; Y hará quemar la vaca ante sus ojos: su cuero y su carne y su sangre, con su estiercol, hará quemar." Números 19:2-5

En el pasado el Instituto ha anunciado el nacimiento de otros novillos, pero a todos se les ha encontrado faltas que los descalifican. El proceso de selección es uno minucioso y que los levitas tomaban muy seriamente. Pero advertimos a los lectores de antesdelfin.com que no obstante el hecho de que sí debemos estar atentos a los sucesos proféticos, no debemos colocar demasiado confianza en un solo suceso, sino que debemos recordar que el interés de Dios al anunciarnos las profecías es realmente mantenernos buscándole vehementemente, en santidad y con la premura de que cada día podría ser el último. Este sentido de inminencia nos mantiene sujetos a Él, y nos anima a continuar con la Gran Comisión de ir y predicar el Evangelio a toda criatura.

Eventualmente el Instituto de la Montaña del Templo encontrará el ternero que cumpla con sus requisitos y entonces… ya veremos.

Mientras los judíos intentan encontrar tal sustituto purificador, nosotros los creyentes nacidos de nuevo, ya contamos con un candidato cierto que remueve efectivamente nuestros pecados. Tanto como nosotros lo hemos entendido, la Biblia nos dice que a mediados de la Gran Tribulación, los judíos también entenderán que Jesús es el sacrificio prometido a ellos en el Antiguo Testamento, y le buscarán con tanto denuedo como hoy nosotros lo hacemos.

"Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán á mí, a quien traspasaron, y harán llanto sobre él, como llanto sobre unigénito, afligiéndose sobre él como quien se aflige sobre primogénito." (Zacarías 12:10).

Pastor Dawlin A. Ureña 
Cambita, San Cristóbal. República Dominicana