Völuspá (La Profecía de la Vidente) es el nombre del primer y el más conocido poema de la Edda poética. Cuenta la historia de la creación del mundo y su inminente final, narrada por una völva o vidente y dirigida a Odín. Es una de las principales fuentes primarias para el estudio de la mitología nórdica.
La profecía comienza con una invocación a Odín, tras lo cual la vidente comienza a relatar la historia de la creación del mundo de forma resumida. La vidente explica cómo pudo conseguir su conocimiento, conociendo así la fuente de la omnisciencia de Odín, y otros secretos de los dioses de Asgard. Menciona los acontecimientos presentes y futuros, aludiendo a muchos de los mitos nórdicos, como la muerte de Baldr y el encadenamiento de Loki. Por último, la vidente habla del fin del mundo, el Ragnarök, y su segunda venida.
El poema comienza con la vidente pidiendo silencio a los "hijos de Heimdal" (los seres humanos), y preguntando a Odín si desea que ella le recite el antiguo saber. También menciona que recuerda a los gigantes nacidos en tiempos remotos, que fueron quienes la criaron.
Comienza entonces a relatar el mito de la creación: en el principio el mundo estaba vacío, hasta que los hijos de Bor levantaron la tierra desde el fondo del mar. Los Æsir establecieron entonces el orden en el cosmos, ubicando en él al Sol, la Luna y las estrellas, comenzando así el ciclo del día y la noche. Siguió así una edad en la que los Æsir crearon y acumularon mucho oro, por lo que fue llamada la Edad Dorada, en la cual construyeron con dicha templos palacios, y crearon herramientas y artefactos. Pero entonces tres poderosos gigantes llegaron desde Jötunheim, finalizando así la edad de oro. Los Æsir crearon entonces a los enanos, de los que Mótsognir y Durin eran los más poderosos.
En este punto concluyen las diez primeras estrofas, mientras que las seis siguientes contienen los nombres de los enanos. Esta parte, denominada a veces como Dvergatal (catálogo de enanos), se considera un mero paréntesis en la narración, y suele ser omitida por los redactores y los traductores. Tras el Dvergatal se narra la creación del primer hombre y la primera mujer, Ask y Embla, así como una descripción de Yggdrasil, el árbol-mundo. La vidente narra después como Gullveig originó la primera guerra, y lo que sucedió en la lucha entre Æsir y Vanir.
En ese punto la vidente revela a Odín que conoce algunos de sus propios secretos, de cómo sacrificó uno de sus ojos en pos del conocimiento, obteniendo la cabeza profética de Mimer. La vidente suele preguntar constantemente a Odín si desea seguir escuchando su narración, y entonces ella le cuenta cómo los problemas pronto acaecerán: la muerte de Baldr, el mejor y más bello de los dioses; la enemistad de Loki; la destrucción final de los dioses, donde fuego e inundaciones abruman el cielo y la tierra, mientras que los dioses libran la batalla final contra sus enemigos, aludiendo este vaticinio al Ragnarök, el "destino de los dioses". Describe los hechizos de la batalla, las luchas personales de los dioses, y el trágico final de muchos de ellos, entre los que se cuenta el propio Odín.
Finalmente, un nuevo mundo renacido se creará desde las cenizas de la muerte y la destrucción, donde Baldr volverá a vivir en un mundo nuevo donde la tierra florecerá en abundancia.
En la mitología nórdica, Ragnarök ("destino de los dioses"1) es la batalla del fin del mundo. Esta batalla será supuestamente emprendida entre los dioses, los Æsir, liderados por Odín y los jotuns liderados por Loki. No sólo los dioses, gigantes, y monstruos perecerán en esta conflagración apocalíptica, sino que casi todo en el universo será destruido.
En las sociedades guerreras vikingas, el morir en batalla era un destino admirable, y esto se tradujo en la adoración de un panteón en el que los dioses mismos no son eternos, sino que algún día serán derrocados, en el Ragnarök. En las propias sagas y poesía escáldica de los pueblos nórdicos aparecen claramente definidos los acontecimientos del Ragnarök, se conoce quién luchará contra quién, así como los destinos de los participantes en esta batalla. El Völuspá (Profecías de Völva - Shaman femenino-), la primera serie del Edda poética (Edda mayor), que data desde 1000 d. C., cuenta la historia de los dioses, desde el inicio del tiempo hasta el Ragnarök, en 65 estrofas. La Edda prosaica (Edda menor), escrita dos siglos después por Snorri Sturluson, describe en detalle qué ocurrirá antes, durante y después de la batalla.
Lo que es único sobre el Ragnarök como historia apocalíptica (en el estilo Armagedón) es que los dioses ya saben a través de la profecía lo que va a suceder: qué avisará de la llegada del acontecimiento, quién será matado por quién, y así sucesivamente. Incluso saben que ellos no tienen el poder de evitar el Ragnarök. Esto está relacionado con el concepto de destino (véase Urðr,Wyrd) de los pueblos nórdicos antiguos.
La palabra Ragnarök consta de dos partes: ragna es el plural genitivo de regin ("dioses" o "poderes gobernantes"), mientras que rök significa "destino". Etimológicamente tanto regin/ragna como rök derivan de la misma raíz proto-indoeuropea *rak o *reĝ- ("llevar hacia adelante, poner en su lugar, gobernar"). En el caso de rök, la raíz *reĝ- se vuelve *reig-, "estirar la mano" o "asir una oportunidad", de allí el sentido del "alcance (máximo)" o "destino final" (cf. reach, "alcance" en inglés o en alemán "reichen").[1] En el siglo XIII, poetas nórdicos, probablemente por cuestión de estilo, cambiaron la palabra "ragnarök" por "ragnarökkr". El término rökkr deriva por su parte del proto-indoeuropeo *reg (w) os-, "oscuridad, penumbra, atardecer".[2] La traducción alemana del vocablo ragnarökkr es "Götterdämmerung", un término popularizado en el siglo XIX por Richard Wagner en su ciclo Der Ring des Nibelungen, cuya última ópera es "El crepúsculo (u ocaso) de los dioses" (Götterdämmerung en alemán).
Profecías
El Ragnarök será precedido por el Fimbulvetr, el Invierno de Inviernos: tres inviernos sucesivos se seguirán uno a otro sin verano. Como resultado, explotarán los conflictos y las peleas, y todos los mortales desaparecerán.
Después de una persecución perpetua, el lobo Sköll y su hermano Hati finalmente devorarán a la diosa Sól y a su hermano Máni, respectivamente. Las estrellas desaparecerán de los cielos, sumiendo a la tierra en oscuridad.
La tierra se estremecerá tan violentamente que los árboles serán arrancados de raíz y las montañas caerán; cada unión y cada eslabón se romperá y se separará, liberando a Loki y su hijo, el lobo Fenrir. El terrible hocico de este lobo se abrirá tanto, que la parte inferior de su quijada raspará contra la tierra y la parte superior de su quijada ejercerá presión contra el cielo. Las llamas bailarán en sus ojos y saltarán de sus fosas nasales.
Eggthér, el vigilante de los Jotuns, se sentará en su tumba y rasgará su arpa, sonriendo severamente. El gallo rojo Fjalar cantará a los gigantes y el gallo de oro Gullinkambi cantará a los dioses. Un tercer gallo2, de color rojo óxido, levantará a los muertos en Hel.
Jörmundgander, la serpiente de Midgard, se levantará del lecho profundo del océano para dirigirse hacia la Tierra, torciéndose y girando en furia sobre sí misma, causando que los mares se alcen y azoten contra la tierra. Con cada respiración, la serpiente arrojará veneno, salpicando la Tierra y el Cielo con él.
De las tierras del este, el ejército de Jotun, conducido por Hrym, saldrá de su hogar en Jötunheim y navegará la espantosa nave Naglfar (fabricada con las uñas de hombres muertos), que serán liberados por el tsunami y la inundación, hacia los campos de batalla de Vigrid.
Desde el norte, una segunda nave fijará sus velas hacia Vigrid, con Loki, ahora desatado, como timonel, y los horrorosos habitantes de Hel como peso muerto.
El mundo entero estará en guerra, el aire temblará con los ruidos, fragores y ecos. En medio de esta agitación, los gigantes de fuego de Muspelheim, conducidos por Surt, avanzaran hacia el sur y romperán en dos el propio cielo, cerca de Vigrid, dejando todo a su paso quemándose en llamas. Mientras cabalgan hacia Bifrost, el puente del arco iris, éste se agrietará y se romperá detrás de ellos. Garm, el perro del infierno frente a Gnipahellir, también conseguirá liberarse. Él se unirá a los gigantes de fuego en su marcha hacia Vigrid.
De esta manera, todos los Jotuns y todos los habitantes de Hel, Fenrir, Jormundgander, Garm, Surt y los hijos ardientes de Muspelheim, se reunirán en Vigrid. Todos ellos llenarán el vasto terraplén que se extiende a ciento veinte leguas en cada dirección.
Mientras tanto, Heimdal, siendo el primero de los dioses que verá a los enemigos acercarse, soplará su cuerno Gjallarhorn, que sonará con tal ímpetu que será oído a través de los nueve mundos. Todos los dioses despertarán e inmediatamente se reunirán en consejo. Después Odín montará Sleipnir y galopara a la morada de Mimer para consultarle por acerca de la esperanza de su pueblo y de él mismo.
Entonces, Yggdrasil, el árbol del mundo, se sacudirá desde la raíz a la punta. Todo en la tierra, el cielo y Hel temblará. Todo los Æsir y Einherjer se pondrán sus vestimentas de batalla. Este extenso ejército (432.000 Einherjer - 800 de cada una de las 540 puertas del Valhalla) marchará hacia Vigrid y Odín cabalgará al frente, usando un casco de oro y una faja brillante, sacudiendo a su lanza Gungnir.
La batalla final
Odín se dirigirá hacia Fenrir; y Thor a su derecha, no podrá ayudarle porque Jörmungandr, su viejo enemigo, inmediatamente lo atacará. Freyr se enfrentará al gigante de fuego Surt, pero se convertirá en el primero de todos los dioses en sucumbir, pues él habrá prestado su propia espada a su criado Skirnir. Todavía quedará una larga batalla antes de que sucumba Freyr. Tyr logrará matar a Garm, pero será herido tan seriamente que sobrevivirá, pero sólo hasta poco después de que el mundo sea destruido por el fuego. Heimdall se encontrará con Loki, y ninguno sobrevivirá el igualado encuentro. Thor matará a Jörmungandr con su martillo Mjölnir, pero solo podrá dar nueve pasos antes de caer muerto, envenenado por la saliva que Jörmungandr escupió sobre él. Odín peleará con su poderosa lanza Gungnir contra Fenrir, pero finalmente será devorado por el lobo después de una larga batalla. Para vengar a su padre, Vidar llegará inmediatamente y pondrá un pie en la quijada del lobo. En este pie él calzará el zapato que ha estado forjando desde el principio de los tiempos, que consiste en tiras de cuero cortadas por los hombres sobre los dedos del pie y los talones de sus zapatos. Con una mano agarrará la quijada del lobo y quebrará su garganta, matándole por fin.
Entonces, Surt quemará al mundo entero con fuego. La muerte llegará a todos los seres en la Tierra. El sol se apagará y las estrellas desaparecerán de los cielos. Surgirán vapores tóxicos y las llamas estallarán, abrasando el cielo con el fuego. Finalmente, la tierra se hundirá en el mar.
Consecuencias
Después de la destrucción, una tierra nueva emergerá del mar, verde y justa. Los cereales madurarán en los campos que nunca fueron sembrados. El prado Iðavöllr, en el Asgard ahora destruido, no habrá sucumbido al final de todo. El sol reaparecerá como Sól, ya que antes de ser tragada por Sköll, habrá dado a luz a una hija, idéntica a ella. Esta hija virginal reanudará el camino de su madre en el nuevo cielo.
Unos cuantos dioses sobrevivirán a la dura prueba: El hermano de Odín, Vili, los hijos de Odín, Vidar y Vali, los hijos de Thor Modi y Magni, que heredarán el martillo mágico de su padre, Mjölnir, y finalmente Hœnir, que sostendrá la varita y preverá lo que está por venir. Balder y su hermano Höðr, quienes murieron antes del Ragnarok, emergerán del infierno y se postrarán en los aposentos de Odín, el Valhalla de los cielos. Al reunirse en Idavöll, estos dioses se sentarán juntos, discutirán su conocimiento oculto y charlarán sobre muchas cosas que han sucedido, incluyendo el mal de Jörmungandr y Fenrir. En la hierba encontrarán los tableros de ajedrez de oro, los cuales utilizaron los Æsir, y admirarán esta maravilla. (Ninguna de las diosas es mencionada en las varias versiones de las consecuencias de Ragnarök, pero se asume que Frigg, Freyja y otras diosas han sobrevivido.)
Dos seres humanos también escaparán a la destrucción del mundo ocultándose profundamente dentro de la madera de Yggdrasil -algunos dicen que en la madera de Hodmimir - donde la espada de Surt no puede destruir. Les llamarán Líf y Lífthrasir (en nórdico antiguo, "Líf ok Lífþrasir"). Emergiendo de su refugio, Líf (o liv, "vida") y su esposo Lífþrasir ("quien desea o busca la vida") vivirán en el rocío de la mañana y repoblaran el mundo humano. Adorarán su nuevo panteón de dioses, gobernado por Baldr.
Todavía existirán muchas moradas que contendrán las almas de los muertos. Según la Edda prosaica, otro cielo existe al sur y sobre Asgard, llamado Andlang, y un tercer cielo sobre este, llamado Vidblain; y estos lugares ofrecerán protección mientras el fuego de Surt quema al mundo. De acuerdo a los dos 'Eddas', después del Ragnarok, el mejor lugar de todos será Gimlé, un edificio más favorable que el sol, cubierto con oro, en el cielo. Allí, los dioses vivirán en la paz entre ellos y con otros. Existirá Brimir, un aposento en Okolnir ("nunca frío"), en donde una gran cantidad de buenas bebidas serán servidas. Y existirá Sindri, un excelente aposento hecho enteramente de oro rojo, en Nidafjoll ("montañas oscuras"). Las almas de voluntad buena y virtuosa vivirán en estos lugares.
La Edda prosaica también menciona otra morada llamada Nastrond ("filamento del cadáver"). Nastrond será parte del inframundo y será tan vil como extensa: ninguna luz del sol llegará a este lugar; todas sus puertas se ubicarán de cara al norte; sus paredes y azotea serán hechas de serpientes entrelazadas, con sus cabezas mirando hacia adentro, arrojando tanto veneno que correrá como ríos en los pasillos. Los asesinos, los que rompen sus promesas, y los incestuosos nadarán a través de estos ríos por siempre.
Y en el peor lugar de todos, Hvergelmir, los Nidhogg que hayan sobrevivido al Ragnarok, torturarán los cuerpos de los muertos, succionando la sangre de sus cuerpos.
Después de todo, en este mundo nuevo, la maldad y la miseria no existirán más, los dioses y los hombres vivirán juntos en paz y armonía. Los descendientes de Lif y de Lifthrasir habitarán Midgard.