Chile no se escapa del engañoso modelo “izquierda-derecha”, que sólo pretende impedir cambios profundos en el sistema político. Elegir a Bachelet en una próxima elección será lo mismo. Ya sabemos quién estará dispuesto a premiarla con cenas e insignias.
Corría el año 2009 y las puertas del Council of the Americas, organización presidida por el magnate David Rockefeller, recibían a la primera autoridad de Chile, Michelle Bachelet Jeria. La presidenta no estaba sola: iba acompañada de quien fuera ministro de Relaciones Exteriores, Mariano Fernández, y el actual presidente del Partido Comunista, Guillermo Teillier. Otros asistentes importantes fueron José Miguel Insulza, Secretario General de la Organización de Estados Americanos, y el entonces embajador de Estados Unidos en Chile, Paul Simons.
Guillermo Teillier, presidente del PCCh |
El motivo de la cena, celebrada en el corazón de Nueva York, era otorgar a Bachelet la Insignia de Oro de la Americas Society, organismo hermano del Council, “en reconocimiento de los logros sociales y económicos del gobierno chileno en tiempos de crisis global”, según versa el sitio del influyente think-tank.
El evento fue co-auspiciado por la minera canadiense Barrick Gold, la cual posee un puesto en el Council junto a Banco de Chile, de la familia Luksic, y la Celulosa Arauco, de la familia Angelini. Otros miembros incluyen a CorpBanca, vinculada al empresario Álvaro Saieh, y El Mercurio SAP de Agustín Edwards Eastman.
En las afueras, manifestantes repudiaban la presencia de Bachelet y protestaban por sus promesas incumplidas de campaña. En 2005, por ejemplo, la presidenta había jurado proteger los glaciares de Pascualama e impedir el desarrollo de la explotación minera de Barrick en el norte de Chile.
“Un grupo de 20 personas llegó con banners y letreros que decían ‘El agua es más valiosa que el oro’ y ‘Chevron mata’ para protestar contra la cena de premiación de Bachelet (…) un evento que fue patrocinado por Chevron y Barrick Gold, ambas de las cuales comparten problemas medioambientales y de derechos humanos en varios países”, escribió Christian Peña, documentalista chileno-canadiense que ha seguido de cerca el proyecto de Pascualama.
Tristemente, Chile no se escapa del engañoso modelo “izquierda-derecha”, que sólo pretende impedir cambios profundos en el sistema político. Elegir a Bachelet en una próxima elección será lo mismo. Ya sabemos quién estará dispuesto a premiarla con cenas e insignias.