domingo, 10 de noviembre de 2013

Psicografía de Parravicini hace referencia a la situación actual de Japón, el país que se olvidó del sexo.

"El contacto sexual disminuirá por ser de atracción desmejorada. El hombre despreciará a la mujer masculinizada y descompuesta por modas absurdas. La mujer será alejada de la maternidad por falta de deseo al hombre afeminado y descompuesto por modas ridículas. El laboratorio médico impondrá el cultivo materno en forma artificial y el hombre del mañana será de selección espermática". 

Texto de una psicografía de Parravicini



Les dejo a continuación un artículo que hace referencia a la inusual situación que se vive en Japón. Muchísimos jóvenes nipones han renunciado al sexo real y lo han sustituido por pornografía o novias virtuales. Las computadoras, las consolas, los robots han conseguido que muchos jóvenes japoneses hayan renunciado a relacionarse socialmente en favor de una relación virtual donde el materialismo juega un papel predominante. Si la situación continua, esto puede suponer el fin de Japón a largo plazo; porque no existe un relevo generacional que sostenga la economía japonesa.

 El país que se olvidó del sexo

Primero se olvidaron de los amigos, después de la familia y ahora muchos japoneses han dejado de lado el sexo. A menos que un milagro logre aumentar la tasa de natalidad de Japón, su población se reducirá en un tercio de aquí a 2060. Un millón de adolescentes no sale a la calle. Y ahora los adultos dejan de buscar pareja.



Si miramos por un ‘microscopio social’ el mal que ataca al país, encontraremos algún virus que tiene nombre de personaje de manga: el término otaku se emplea popularmente en Japón como sinónimo de persona con aficiones obsesivas y se aplica a cualquier tema o campo, aunque sobre todo al manga. Aman el anime y los ordenadores. Y a ellas tampoco les preocupa mucho: casi la mitad de las mujeres de hasta veinticuatro años detesta el sexo o no tiene ningún interés y el 25 % de los hombres está en la misma situación.

Tokio es la mayor capital del mundo. Y es precisamente allí donde ha germinado el Sekkusu shinai shokogun, que es lo que los medios en Japón llaman el "síndrome de celibato" que parece estar apoderándose de los jóvenes japoneses. El gobierno lo interpreta como una catástrofe nacional. El declive de las relaciones estables en Japón ha abierto un interés cada vez mayor por la pornografía en internet y las novias virtuales.

Sin embargo, los problemas empezaron mucho antes de que el deseo de tantos hombres se torciese. El desarrollo de las nuevas tecnologías ha hecho que florezcan en Japón mundos virtuales adaptados a cada usuario. Hay todo tipo de lugares en los que refugiarse. Y muchas veces basta una habitación. Se estima que hasta un millón de jóvenes japoneses permanecen encerrados en sus casas, algunas veces durante décadas. Se les llama 'hikikomori', y en 2010 una encuesta del Gobierno de Japón arrojó una cifra de 700.000 ‘anacoretas’ del siglo XXI. Debido a que por definición, quienes sufren de este fenómeno se esconden, la cantidad de afectados es todavía mayor. Algunos analistas creen que puede haber cerca de un millón: en su mayoría son adolescentes y hay más chicos que chicas. No suelen relacionarse con nadie, aunque sí hablan con otros 'hikikomori' de manera virtual. El problema es tan grave que el Ministerio de Salud abrió un centro de rehabilitación especializado en tratar esta enfermedad, que sólo existe en Japón.


Pareja. ¿Para qué?

Aquello fue un primer aviso en la sociedad japonesa, donde algunos valores universales en las sociedades modernas como los amigos o el sexo están siendo carcomidos por la vida cotidiana. "Tal vez no tengamos citas, pero eso no significa que no tengamos sexo", declaraba hace unas semanas un joven japonés en su blog. Habla en representación de una generación de que ha crecido a lo largo veinte años de estancamiento económico y han elegido a desconectar y sumergirse en su propio mundo de fantasía. La fractura que empezó en los jóvenes aislados se prolonga ahora con adultos que repudian las relaciones reales. Los sentimientos a largo plazo y el contacto con otra piel están siendo reemplazados por una gratificación instantánea y moldeable a cada individuo. La pornografía en internet, las "novias" virtuales y las caricaturas anime no son más que los ingredientes de ese peligroso cóctel social.

Japón tiene una población de unos ciento veintiseis millones y vive una era convulsa. La seguridad de el trabajo vitalicio, los compañeros para toda la vida... todo desaparece. Y por ese sumidero generacional también se va la solvencia económica. Ya se habla de los hombres japoneses como "herbívoros". No cazan, pastan. No desean hembras, les gustan cosas. El hombre deja atrás su pasado animal.

Una encuesta realizada por el Ministerio de Salud en el año 2010 se encuentra el 36 % de los hombres japoneses de dieciseis a diecinueve años no tenía ningún interés en el sexo - una cifra que se ha duplicado en el lapso de dos años. En el país que desafió al destino tras perder la Segunda Guerra Mundial supura una generación con pocas ganas de aparearse y alimentar a una familia. ¿Para qué? Los otaku creen en las relaciones con novias virtuales. Usan un juego de Nintendo llamado Love Plus. Ante una pequeña tableta portátil, les compran caprichos y las llevan de paseo. Antes que una media naranja, prefieren ser un usuario.

jc/lj

Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.

Javier C. Escalera