¿Un vestigio colonial o se trata de interés por sus minerales? Vamos a averiguarlo…
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas anunció esta semana sanciones contra la República Centroafricana además de dar luz verde a Francia para desplegar a su ejército y encabezar las fuerzas de la Unión Africana con el objetivo de sofocar la violencia y restaurar la “seguridad, la ley y el orden” en la antigua colonia africana.
El presidente francés Francois Hollande anunció ayer [5 de diciembre de 2013] el despliegue “inmediato” de otros 250 soldados que se unirán a los 600 ya estacionados en el país.
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas también ha impuesto un embargo de armas a este Estado africano rico en minerales y sin salida al mar, y ha solicitado a las Naciones Unidas que se prepare para una posible misión de paz, es de suponer que para salvar al país del caos bajo el nuevo dirigente musulmán Michel Djotodia, que llegó al poder en marzo al derrocar a la junta del presidente Francois Bozize respaldada por Francia.
La corporación Areva* y la República Centroafricana
A lo largo de todo el día del 5 de diciembre los medios de comunicación de propiedad francesa y favorables al gobierno ofrecieron en primera plana el llamamiento a la guerra en la poco conocida República Centroafricana que había hecho Hollande. Veamos, pues los antecedentes de esta situación.
Los franceses conocen esta antigua colonia francesa desesperadamente pobre por su antiguo dictador, el “Emperador” Bokassa, que antes de ser derrocado había regalado diamantes generosamente a “su amigo”, el entonces presidente francés Giscard d’Estaing, por haberle ayudado a organizar en 1977 la ceremonia de entronizamiento del “Emperador” con un traje de Pierre Cardin y 100.000 fragmentos de oro y plata para decorar el palacio “imperial”. Aunque hoy en día la cantidad de ciudadanos franceses que viven en este país es pequeña (se calcula en no más de 600 personas), mil muertos entre estas personas sería tan “impropio” como en los tiempos imperialistas de la colonia. Aparte de la pequeña cantidad de diamantes y oro que produce la República Centroafricana, lo que de hecho es más importante es que muchos agentes, especialmente franceses, canadienses, chinos y británicos, habían promovido al país por contener unas impresionantes cantidades de uranio, posiblemente inmensas.
Desde la década de 1970 la oficina estatal francesa de investigación geológica y minera BRGM, junto con empresas mineras suizas y alemanes (en particular Uranio AG) habían identificado la zona de Bakouma en la región norte central de la República Centroafricana como una zona que poseía “unos enormes recursos potenciales de uranio” a poca profundidad y fácilmente extraíbles por medio de técnicas de pozos abiertos. En teoría también se podrían explotar recursos de carbón o lignito relativamente cercanos para suministrar energía barata (si no “energía con bajos niveles de emisión de carbono”) con la que llevar a cabo la transformación de la pasta amarilla del uranio antes de la exportación.
Varios promotores y comerciantes de recursos mineros del mundo estuvieron activos en Bakouma y otros lugares del sur de África ricos en uranio, especialmente en 2009 y 2010, aunque después se vinieron muy rápidamente abajo con los precios del uranio y las vanas esperanzas del llamado “renacimiento nuclear”.
En 2005 la empresa Uramin (o UraMin) fundada por Stephen Dattels y James Mellon, empresa que cotizaba en Toronto y Londres, presentó la baza del uranio de Bakouma entre su cartera de recursos de uranio africano. Como es de esperar, Uramin estaba registrada en las Islas Caimán para eludir los impuestos pero sorprendentemente la compró la entonces presidenta de la corporación pública francesa Areva Anne Lauvergeon (“Atómica Annie”) en un acuerdo alcanzado en 2007 pero que no se ejecutó hasta 2011. Según un reportaje del diario francés Le Monde publicado el 13 de enero de 2012, desde la primera vez que la prensa mencionó el acuerdo la cantidad que había pagado Areva varió de unos 470 millones de dólares a la probable cantidad final pagada por Areva de 2.500 millones de dólares.
Poco después de que finalmente se pagara esa cantidad a finales de 2011, el entonces presidente francés Nicolas Sarkozy echó sin contemplaciones a “Atómica Annie” como presidenta de Areva en los últimos días de su mandato. Los c hismes políticos de París afirmaban que “Atómica Annie” había sido “poco generosa” al pagar las comisiones o sobornos al que durante mucho tiempo había sido negociador y muy cercano amigo político de Sarkozy, Patrick Balkany, el cual había viajado varias veces con Anne Lauvergeon en sus visitas de negocios a la capital de la República Centroafricana, Bangui, en el año 2008, y a la vecina República Democrática del Congo, donde respaldado por Francia el dirigente de la junta de este país o “presidente” Francois Bozize llevó a cabo muchas operaciones transfronterizas con el dictador local . En diciembre de 2013 la justicia francesa acusó a Balkany de cohecho y corrupción en negocios que no tenían relación con la República Centroafricana.
Los precios del uranio cayeron en picado tras el desastre de Fukushima en 2011, fatal para la imagen de la energía nuclear como una energía “limpia, barata y segura”. Incluso en 2007 Anne Lauvergeon había pagado un precio extremadamente alto por el bajo rendimiento de los activos del uranio o en el caso de Bakouma su falta de rendimiento. Se tuvo que marchar.
Los recursos de Areva en el sur de África
Cuando aún estaba en el poder en Areva y todavía contaba con el apoyo de Sarkozy, Anne Lauvergeon utilizó las “enormes posibilidades de Bakouma” como elemento clave de su estrategia corporativa para explotar los recursos de uranio del sur de África y lo vinculó a otros recursos energéticos, en especial el carbón. El utilizar carbón barato como fuente de energía de las instalaciones de enriquecimiento de uranio (que producen combustible de uranio a “casi emisiones cero de carbono”) puede abastecer de combustible a peligrosos y caros reactores nucleares de democracias “con conciencia climática”, como Francia. Creer que la opinión pública era completamente estúpida fue de gran ayuda para la estrategia de Areva, promovida por los serviles medios de comunicación franceses como la estrategia de “energía verde” de Areva.
La mina Trekkoppje de Areva en Namibia (también comprada a Uramin en 2007, lo mismo que Bakouma, por 2.500 millones de dólares) se explotó siguiendo la creencia de Areva de que las inmensas necesidades de agua de la mina se podrían cubrir con agua desalinizada de forma barata utilizando energía de carbón en una planta litoral situada a 200 kilómetros del emplazamiento minero, hasta el que se transportaba el agua por una tubería. Areva también creía que el mineral de Trekkopje de muy bajo contenido en uranio se podía explotar de manera eficiente y que los precios mundiales del uranio se mantendrían por encima de 50 dólares la libra (el precio a medidos de diciembre de 2013 es de unos 36 dólares).
Areva se equivocaba en todos los casos.
Para finales de 2011 Areva anunció disminuciones del valor de sus activos por valor de 1.500 millones de euros en toda su “cartera de valores” de las minas de sur de África, especialmente Trekkopje, así como 800 millones de euros de pérdidas en sus operaciones nucleares. No se han revelado las pérdidas de Areva en su trapicheo en la República Centroafricana, pero no se emprendió ninguna explotación minera en ese país, mientras que en Trekkopje se habían emprendido algunos trabajos iniciales de explotación antes de que el proyecto fuera abandonado o “aparcado”.
La estrategia de Areva en el sur de África no solo estaba impulsada por la vana esperanza de que el precio del uranio podría alcanzar los 75 dólares la libra, puesto que se dispararon los pedidos y proyectos mundiales de reactores, sino también por su creciente preocupación por la seguridad en sus dos minas gigantes de uranio en el Sahel africano, en Niger. Desde 2009 la toma de rehenes para pedir rescate y los ataques suicidas contra el personal y las instalaciones de Areva provocaron cada vez más gastos a Areva (gastos que la empresa niegó, pero de los que informó la prensa francesa), al menos 30 millones de euros simplemente en la “recompra” y liberación de rehenes. Se oponen a Areva insurgentes regionales y locales que se extienden a los vecinos Mali, Burkina Faso, Mauritania, Argeria, Libia y Chad, y van desde los irredentistas tuareg a los yihadistas de Al Qaeda y insurgentes bandidos fundamentalistas cristianos de lugares tan lejanos como Uganda. También son “turbulentas” las relaciones de Areva con las juntas locales respaldadas por Francia que controlan Mali y Niger, en particular. A consecuencia de ello el 27 de octubre de 2013 la junta de Niger rehusó cooperar más con Areva y cerró su mina gigante de Arlit. La junta se concedió a sí misma 500 toneladas de uranio para “cubrir sus gastos”, pero el botín aún no se ha vendido.
Salvar la República Centroafricana “para Francia y el mundo”
La República Centroafricana es comparable a otra antigua colonia francesa, Haití, debido a su extrema pobreza y a la extrema corrupción y brutalidad de sus juntas y dictaduras o “gobiernos” en el poder con el respaldo francés. Puede que la república Centroafricana tenga un considerable potencial agrícola y puede que sus recursos mineros sean mayores de los demostrados hasta ahora, pero “salvar al país” exige inversiones a larga escala y a largo plazo que es poco probable que se materialicen en un país devastado por la pobreza y sometido a la anarquía, la rebelión y casi el genocidio.
La afirmación de Hollande (publicada en medios de comunicación propiedad del gobierno francés y que sirven a este) de que “otros países europeos” (es decir, Alemania cuando están involucrados esperados pagos a Francia para su belicosa nueva versión de la historia colonial francesa) apoyaban la intervención armada de Francia en la República Centroafricana es poco probable que sea nada más que un vacío discurso político de Hollande. No puede ser sino bajo el interés por una población escasa aunque en un país que abarca una gran extensión, sin infraestructuras y confinada en el interior del continente africano. Es poco probable que otros países europeos proporcionen soldados, como también es poco probable que Estados Unidos se implique militarmente. Será un espectáculo exclusivamente francés que acabará en otra junta elegida y respaldada por Francia.
Casi con toda seguridad, los “patrióticos” medios franceses estarán cantando las vastas reservas de uranio de Bakouma cuando no promocionen los diamantes de los que rebosan los arroyos y ríos de la República Centroafricana. De hecho los diamantes son pocos además de estar desperdigados y el uranio es de baja calidad. Muchos de los datos proporcionados por Uranio AG y Uramin son considerados “fantasiosos” por geólogos más educados que no quieren utilizar otras palabras más duras para describir el material que se suministró a Areva por valor de 2.500 millones de dólares de los contribuyentes franceses. ¡Tirados directamente a la basura!
* N. de la t.: El grupo Areva es un conglomerado francés creado en 2001, líder mundial del sector de la energía nuclear.
Autor: Andrew McKillop
Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos