lunes, 8 de abril de 2013

Teresa Musco y la Trampa del Falso Mesías

Teresa Musco nació en Caiazzo, provincia de Caserta, en la región de la Campania, en el sur de Italia, el 7 de junio de 1943, y falleció el 19 de agosto de 1976 a la edad de 33 años.


Durante toda su vida Teresa Musco experimentó fenómenos extraordinarios en su persona y en su casa, como la estigmatización, y visiones, que escribió en forma de revelaciones.

Por ejemplo reflejó la siguiente revelación: 

"Verás muchos cambios en la Iglesia. Los cristianos que recen serán pocos. Muchas almas caminan hacia el infierno. Las mujeres perderán el pudor y la vergüenza. Satanás tomará su forma para hacer caer a muchos. En el mundo habrá crisis comunes".

A partir de 1972 se iniciará "El Tiempo de Satanás"; los Cardenales se opondrán a los Cardenales y los Obispos contra los Obispos. Te encuentras en medio de una generación muy difícil, en la cual se pretende explicarlo todo científicamente, y nadie piensa en dar un poco de calor, un poco de amor, inclusive para los más pobres". 

"Cuando Satanás llegue a la cima de la Iglesia, entiende que en ese instante habrá conseguido seducir a los espíritus de los grandes científicos y será el momento en que ellos intervendrán con armas potentísimas con las cuales es posible destruir gran parte de la humanidad".


"El gobierno caerá. El Papa pasará horas de agonía; al final yo estaré ahí para conducirlos al Paraíso. Tendrá lugar una Gran Guerra. Muertos y heridos incalculables. Satanás cantará su victoria pero será el momento en que todos verán a Mi Hijo aparecer sobre las nubes y El juzgará a cuantos han despreciado su sangre inocente y divina. Entonces mi Corazón Inmaculado triunfará". 

Precisamente Satanás utiliza a estos videntes católico-místicos, muy comunes a lo largo de la Historia de la Iglesia Católica, para introducir sus mentiras y estrategias tramposas, entremezcladas con ciertas dosis de atisbos de verdad, para hacerlas creíbles. Por eso solo las personas muy expertas en el conocimiento de las Sagradas Escrituras pueden dilucidar la mentira de la verdad.

Aquí, en esta profecía, la supuesta divinidad, en realidad se trata de una divinidad diabólica, le revela a la mística-vidente Teresa Musco que habrá una Gran Guerra, con muchos muertos y heridos. Entonces aparecerá sobre las nubes el Hijo de Dios para triunfar sobre el Mal.

Apocalipsis nos habla de 2 Mesías que llegarán a la Tierra en el tiempo final; uno llegará primero y será el Falso Mesías, el enviado de Satanás, y después, unos años más tarde, llegará el Mesías Verdadero, Jesucristo. Evidentemente el segundo Mesías no puede llegar hasta que previamente no haya llegado el primero, como todo el mundo puede deducir.

Pues bien, ahí está precisamente el anzuelo que Satanás tiende en boca de la vidente Teresa Musco, para intentar extraviar a la humanidad y llevarla a la perdición. El Mesías al que ella hace referencia en su profecía solamente puede ser el Mesías Malo, puesto que es el primero en llegar a la Tierra.

Al mismo tiempo Satanás está revelando, sin querer, cómo llegará el Falso Mesías: por el cielo, puesto que dice que aparecerá sobre las nubes. Esto tiene lógica si tenemos en cuenta que este demente usurpador intentará hacerse pasar por Cristo. Así que este impostor endemoniado que se hará pasar por Cristo, vendrá, seguramente, o bien a bordo de un ovni, o bien utilizando un Show del Proyecto Illuminati "Blue Beam" (Rayo Azul) de proyecciones artificiales en el cielo, para engañar al mundo.

Por lo demás, hay que tener cuidado con ese vocabulario católico-satánico que utilizan este tipo de videntes de la órbita de la Iglesia Romana, utilizando erróneamente conceptos como el paraíso, el infierno, la Iglesia, etc..., ya que en realidad se trata de un lenguaje pervertido y anti-bíblico.

"Entonces si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo, o mirad, allí está, no lo creáis. Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuese posible aún a los escogidos". (Mateo cap 24 vers 23 y 24).