Luisa Isabel Álvarez de Toledo y Maura (Luisa Isabel María del Carmen Cristina Rosalía Joaquina, conocida simplemente como Isabel en su círculo íntimo) (Estoril, Portugal, 21 de agosto de 1936 - Sanlúcar de Barrameda, España, 7 de marzo de 2008), es una historiadora y escritora española, a parte de una figura aristocrata de gran importancia, siendo XXI Duquesa de Medina-Sidonia, XVII Marquesa de Villafranca del Bierzo, XVIII Marquesa de los Vélez, XXV Condesa de Niebla, tres veces Grande de España. Fue regularmente conocida como La Duquesa Roja.
Luisa Isabel Álvarez de Toledo fue jefa de la Casa de Medina-Sidonia, que ostenta el primer ducado hereditario que se concedió en la Corona de Castilla, en 1445, y de otras casas nobiliarias, como la de Villafranca del Bierzo y la de los Vélez. Su residencia principal era el Palacio de Medina-Sidonia, situado en Sanlúcar de Barrameda, en la provincia de Cádiz, que alberga uno de los archivos privados más importante de Europa.
Sus ideales republicanos y su oposición al franquismo hicieron de ella una noble atípica, lo que le valió del sobrenombre de "la duquesa roja". Como escritora, publicó varias novelas y como historiadora su obra fue bastante polémica y controvertida. Dedicó gran parte de su vida a la conservación y catalogación del Archivo de la Casa de Medina-Sidonia, así como a la creación de la Fundación Casa Medina-Sidonia.
En lo que se refiere al mundo editorial del libro en España en el prólogo de su libro "La ilustre degeneración" (española se entiende) hace las siguientes observaciones:
Historia de una obra.
Tras cerca de 20 años de no conseguir publicar novela, en 1998 editorial sevillana recién nacida, llamada Intolema, me pidió "Presente Infinito". Bajo el rótulo de novela – ensayo, porque a lo que hace pensar e informa, ya no se le puede llamar novela, no encontró distribuidor. Apareció a finales de julio, en pueblos andaluces del interior, no de la costa, sin que el Ministerio de Cultura haya tenido a bien incluirla en el catálogo del I.N.L.E, lo que no es novedad. No aparece ninguno de mis libros. Desde su poder ilimitado, lo que no les gusta queda condenado a la "no existencia".
Pero el "boca a oreja" funciona. De la novela, que a estas alturas aparece y desaparece de las librerías, como los sábalos,debió tener noticia la Ed. Martínez Roca. Me escribió pidiéndome una obra. Y conteste que no. Recién llegada del exilio, hizo otro tanto su director. Rechazó lo que le mandé, pero me pidió trabajo de encargo, tratando de hacermecomprender que en los nuevos tiempos, el autor debía escribir lo que mandaba el editor, no lo que la deba la gana.
Nunca me había pasado semejante cosa. Es decir, que me juré no tener más relaciones con el Grupo Planeta. Pero el director literario de Martínez Roca, por cierto italiano y lo suficientemente inteligente, como para reconocer sus contradicciones, insistió, buscando por aliados personas de mi entorno.
Teniendo novela reciente terminada y sin esperanza de salir a luz, terminé por ceder, con condiciones expresas: nadie metería la pluma en mi obra, para cortar, añadir o modificar. Si el editor quería reformas y yo las aceptaba, las haría personalmente, quedando a mi cargo la corrección de las pruebas. Rechacé el adelanto, advirtiendo que no firmaría contrato, hasta no tener corregidas las últimas pruebas, reservándome el derecho a retirar la obra una vez publicada, de ser introducida modificación.
Juzgando la creación al peso, pues sólo los mimados del sistema, tienen derecho a espacio ilimitado, Locatelli meinsinuó reducir las 350 páginas del original a 200, alegando "imperativo" de la colección. No entiendo que la obra,,destinada a uso del intelecto, se mida por tamaño o por las tapas, pero cedí, porque quise saber hasta donde llegaba la censura, "encubierta" porque la niegan. Y de ser posible, acopiar pruebas. Aceptado como título "El jardín de las Delicias", impuesto por la editorial, dejé el manuscrito en 199 folios, en los espacios y tipos señalados. Mandé a la editorial copia de impresora, sin adjuntar disquete. Tendrían que pedirlo para preparar las pruebas y sabría cuando entraba en imprenta.
Recibido el texto, Locatelli insistió la conveniencia de formalizar el contrato. Me atuve a lo dicho y me olvidé, suponiendo que no estaban dispuesto a poner lo que había mandado, al alcance del lector. Un día recibí los dos primeros títulos de la colección "Originales". Mi obra aparecía anunciada en la solapa, con mi nombre y apellido. No habiendo visto pruebas, llamé a Locatelli para recordarle el compromiso.
Prometió traérmelas en persona, asegurando que con los nuevos métodos, había tiempo sobrado para salir en la fecha. Creyendo que ver mi nombre en las librerías, me obnubilaba, se presentó con las pruebas de los primeros Capítulos. Y sobre todo, con el contrato. Que se hubiesen tomado el trabajo de sacarlas del dedo, me asombró. Lo entendí apenas empecé a repasarlas. A más de nombres de plantas en latín, encabezando los Capítulos, por cierto con significado,cursilada añadida, de mi texto no quedaba ni el esqueleto.
Repasadas las primeras páginas, anuncié que retiraba la novela, porque el censurón no admitía negociaciones. Locatelli protestó. No podía hacerlo, pues estaba anunciada. Respondí que nadie está obligado a pager las consecuencias de imprudencias cometidas por tercero. En el colmo no sé si del cinismo o de la estupidez, alegó que la Editorial había cumplido lo acordado, pues no añadió palabra. Probé que al no haberlas dejado, llegábamos a la misma conclusión: a más de hacerme decir lo que no dije, se me hacía expresarme contra mis principios. Al día siguiente, acogiéndome a la Convención de Ginebra, que reconoce al autor derecho imprescriptible a la propiedad intelectual de su obra, reclamé por fax, remitido a nombre de la cabeza visible de la empresa, devolución inmediata del manuscrito y sus copias.
Debidamente documentado el hecho, pues anunciada la obra el editor no podría alegar rechazo, por razones literarias ode formato, denuncie censura probada, a más de flagrante. Miembro entonces de "Asociación Colegiada de Escritores de España",- de la que me he dado de baja -, no conseguí la ayuda legal, que solicité, para llevar la cuestión a La Haya.
Cómo gran concesión, me permitieron denunciarla en breve artículo, aparecido en la "República de las Letras", órgano de circulación restringida. Esto sucedió en 1999. En 1995, corregidas las segundas pruebas de una relato sobre lo sucedido en Palomare, escrito en 1968, que no apareció entonces, por haberlo prohibido la "censura descubierta" de Fraga, tuve que retirar la obra, corregidas las segundas pruebas, porque por el Instituto del Libro Almeriense, en último momento, pretendía quiso introducir las mismas modificaciones, que la censura en Fraga. Hará un año poco más o menos, la Editorial Nerea me pidió la biografía de Gaspar de Guzmán. Publicada la primera parte bajo el título de "Historia de una Conjura", por la Diputación de Cádiz, en 1987, reservándome el derecho a vender la explotación de la obra a editoriales comerciales, agotada hace tiempo, al haber sido censurada la segunda parte, advertí a la editorial que no consentiría publicar otra vez separadamente. Aceptó, pero imponiendo extensión de 200 páginas, que parecen ser de rigor. Esta vez mandé el manuscrito, acoplado a la exigencia y completo, directamente por disquete. En abril del 2001 recibí carta, rechazando la obra, por excesivamente documentad y especializada, dado que los tales lectores, no pueden aceptar ni rechazar lo que no se les permite conocer, he decidido incluir la novela censurada por Roca, según quedó tras el recorte, que la dejó en las 200, es decir, en las condiciones en que fue anunciada. El texto que aparece en cursivas, es el que aparece en las pruebas, es decir, lo único que se pensaba publicar de los primeros Capítulos. Y en la forma en que se pensaba publicarlo. Al margen incluyo muestra. El resto fue suprimido.
Confieso que esta obra, es fruto de la indignación impotente. Partiendo de sucesos aparecidos en la prensa; del perfil que ya en el siglo pasado, prestan psiquiatras y psicólogos a los protagonistas habituales, de sucesos similares, surgió una novela policíaca al revés: los protagonistas, arquetipo del sádico sexual, no pretenden encontrar al criminal. Se exprimen las meninges, para ocultar su crimen, porque necesitan continuar cometiéndolo. Personajes, situaciones y lugares son ficticios. Pero confieso que de no haber aparecido en la prensa determinados hechos, nunca se me hubiese ocurrido escribir este relato. Lo hubiese considerado excesivamente alejado de la realidad, para ser plausible. Servirá al menos para despertar conciencias, alejando del lamentable camino, a los que son atraídos por invitaciones, en apariencia inocuas y hasta ventajosos. No tengo esperanza de avergonzar a los que usan semejantes prácticas. Por no tener, no tienen ni dignidad.
Espero que en Internet no suceda como en los "medios" y las editoriales. Que le libertad termina donde se empieza a decir lo que el poder no quiere escuchar.
Bueno, de momento estimada duquesa, no ha sucedido lo que en los medios y las editoriales españoles pero le advierto de que el gobierno español ha catalogado internet como: "Un nido de delincuentes y un instrumento de regresión social". Supongo quese referirá a personas que escriben artículos con contenido social y que hacen reflexionar a mas de uno, al igual que lo hace su libro "La ilustre degeneración", un libro que usted ha escrito, que me ha estremecido y ha conseguido ponerme los pelos de punta y eso que he visto muchas cosas y otras que no debería haber visto. Lamento profundamente la muerte de una persona como usted. Siempre he dicho que todos somos prescindibles pero a veces pienso que algunos son menos prescindibles que otros. Solo espero que su muerte haya sido natural.
Como deferencia hacia usted, ya que me he tomado la licencia de publicar el prólogo de su libro en mi blog, voy a poner un link de su libro en esta entrada para cumplir su deseo.
"La ilustre degeneración" narra los rituales de iniciación de algunas élites en España, Estos rituales de iniciación sirven para establecer vínculos de confianza y lealtad ciega entre sus miembros. Ya lo dijo Michael Thomson, un ex-lider arrepentido de la hermandad aria (aryan brotherhood): "No hay nada mas íntimo que el asesinato, la gente no llega a entenderlo".
La escritora, una aristócrata que se relaciona por su abolengo con ciertos círculos del poder, afirma que le han llegado a sus oídos rituales de violaciones, torturas y asesinatos a personas de bajo estrato social y que su investigación se hace practicamente imposible por presiones y sobornos del poder establecido. Todo esto con la complicidad de los medios de comunicación españoles en ocultar estos hechos y si es necesario, desacreditan a los familiares de las víctimas que buscan saber la verdad de los hechos , que tratan de encontrar y llevar a la justicia a los culpables. En muchos casos se buscan cabezas de turco para que cumplan condena en su lugar.
Algunos pueden decir que miento, que son chismorreos, habladurías, pero la persona que ha escrito este libro para su desgracia, no es un ser marginal, ni nada por el estilo, aunque se le haya etiquetado de roja y como prueba adjunto la foto de arriba.
Los que deseen leer el libro "La ilustre degeneración" pinchen aquí por favor. Para algunos como yo, un libro terrorífico, para otros...su trayectoria.