domingo, 11 de octubre de 2015

Alimentación de los esenios: las enseñanzas de Jesús sobre la comida



Extracto textual del “Evangelio de los Esenios” (apócrifo), traducción directa del arameo de las palabras de Jesús, tal como fueron anotadas por su discípulo Juan. Esta traducción del Dr. Edmond Bordeaux Székely, fue publicada en 1937.

Son palabras que, más allá de las citas puntuales sobre el trigo y la leche, que obviamente responden al contexto de la época (era un tiempo con otros granos, con escasos recursos nutritivos y sin mucosa intestinal permeable), nos hacen reflexionar sobre grandes verdades biológicas.

Y Jesús dijo…

“No matéis ni a hombres ni a animales, ni siquiera el alimento que llevéis a vuestra boca. Pues si coméis alimento vivo, él mismo os vivificará; pero si matáis vuestro alimento, la comida muerta os matará también. Pues la vida viene solo de la vida, y de la muerte viene siempre la muerte.”

¿Por qué en el Evangelio esenio de la paz se le dedicó un apartado completo a la alimentación y la depuración corporal? ¿Casualidad acaso? Personalmente, no lo creo… ¿Qué, cómo, cuándo y de qué modo comer? Jesús lo dijo…

Alimentos

Come los frutos de los árboles, el grano y las hierbas del campo, la leche de los animales*, y la miel de las abejas. 

Preparación

No comerás carne de animales ni alimentos cocidos a una temperatura mayor que la del cuerpo o del sol.(…) No comas alimentos quemados, helados o descompuestos pues quemarán, helarán y corromperán también vuestro cuerpo. 

Combinaciones

Come todo tal como se halle en la mesa de la Madre Terrenal. No cocinéis ni mezcléis todas las cosas unas con otras, o vuestros intestinos se convertirán en ciénagas humeantes. (…)Contentaos con dos o tres tipos de alimento… si mezcláis en vuestro cuerpo todo tipo de alimentos, entonces cesará la paz en vuestro cuerpo y se desatará en vosotros una guerra interminable. 

Cantidad

No comáis hasta no poder más… tomad cuenta de cuanto hayáis comido cuando os sintáis saciados y comed siempre menos de una tercera parte de ello. 

Frecuencia

No obstaculicéis la obra de los ángeles en vuestro cuerpo comiendo demasiado a menudo… quien come más de dos veces diarias hace en él la obra de Satán. Comed tan sólo cuando el sol esté en lo más alto de los cielos, y de nuevo cuando se ponga.

Modo

Y cuando comáis… Respirad larga y profundamente en todas vuestras comidas para que el ángel del aire bendiga vuestro alimento. Y masticadlo bien con vuestros dientes, para que se vuelva agua y que el ángel del agua lo convierta dentro de vuestro cuerpo en sangre. Y comed lentamente, como si fuese una oración que hicieseis al Señor. Pues en verdad os digo que el poder de Dios penetra en vosotros si coméis de tal modo en su mesa. Mientras que Satán convierte en ciénaga humeante el cuerpo de aquel a quien no descienden los ángeles del aire y del agua en sus comidas.

Momento

Cuanto coméis con tristeza, o con ira, o sin deseo, se convierte en veneno en vuestro cuerpo. Pues el aliento de Satán lo corrompe todo. … Y nunca os sentéis a la mesa de Dios antes de que él os llame por medio del ángel del apetito. 

Descanso

Cada séptimo día es santo y está consagrado a Dios… no comáis ningún alimento terrenal, sino vivid tan solo de las palabras de Dios. 

¡La paz sea con vosotros!

*NOTA: cuando habla de “leche” se refiere a una sustancia que muy pocas personas conocen hoy en día: leche fresca y cruda (no pasteurizada), producida por vacas que no conocían de hormonas artificiales ni antibióticos, y para consumirla sólo en una determinada época del año (no diariamente), cuando las vacas se alimentaban de pastos frescos.