El Papa Juan Pablo II dijo de ella: "Enriquecida con particulares dones sobrenaturales desde su tierna edad, Santa Hildegarda profundizó en los secretos de la teología, medicina, música y otras artes, y escribió abundantemente sobre ellas, poniendo de manifiesto la unión entre la Redención y el Hombre". El historiador José María Sanchez de Toca y Catalá se fijó en la biografía de esta santa mujer y en esta entrevista concedida por teléfono a una emisora de radio dejó entrever su fascinación por los conocimientos que atesoraba y que él atribuye a un poder sobrenatural.
Esta semana se conmemoró la fiesta de Santa Hildegard von Bingen, 17 de setiembre, cuya fascinante biografía permaneció en el olvido por varios siglos, hasta la década de 1990, en que recomenzó el interés por este personaje, de quien nos ocuparemos por sus extrañas visiones sobre el futuro.
Hildegard nació en Bermersheim bei Alzey, Maguncia. Sus padres fueron Hildebert y Mechtilde, miembros pudientes de la nobleza alemana. Fue la décima hija, y sus padres la ofrecieron a Dios como diezmo, tal vez influenciados por la salud precaria de Hildegard y su don de clarividencia, y a los ocho años fue dada como compañía a su tía Jutta von Sponheim, una noble que vivía clausura en una celda adjunta al monasterio benedictino de San Disibod. De ella aprendió canto y lectura en latín. Continuó su educación con Volmar de San Disibod, que posteriormente vino a ser su secretario, editor copista y amigo. A medida que otras hijas de los nobles del lugar eran enviadas a San Disibod, la clausura de Jutta pasó a ser un pequeño convento benedictino adyacente al de varones.
El año de 1.141 Hildegard experimentó una visión de luz enceguecedora y un imperativo divino de escribir lo que se le mostraba, pero se resistía por humildad, hasta que finalmente, a instancias de Volmar y de la monja Richardis von Stade, comenzó a escribir ella misma. El Papa Eugenio III envió una comisión investigadora, que obtuvo una copia del aún inconcluso libro Scivias, que fue leída en un sínodo en el que estaba presente San Bernardo. Todos quedaron impresionados, el Papa autorizó a que continúe escribiendo, y ella llegó a ser una celebridad que atrajo tantos postulantes a San Disibod, que no hubo lugar para ellos. Entonces recibió una nueva orden de Dios: mudarse con su comunidad a Rupertsberg (donde se encontraba la tumba de San Ruperto), cerca de Bingen, a lo cual se opusieron los monjes, porque la celebridad de Hildegard había traído prestigio y riqueza al convento. Finalmente, cuando el abad comprobó que era imposible que varios monjes pudieran siquiera mover la cabeza de Hildegard de su lecho, interpretaron que era una señal divina y aceptaron la mudanza.
Además de Scivias, escribió los libros de revelaciones Liber Vitae Meritorum, De Operatione Dei. También los libros Physica (enciclopedia científica y médica), Causae et Curae (manual de enfermedades físicas y mentales y su cura), Lingua Ignota y Litterae Ignotae. A estos últimos no les atribuye revelación divina. En total escribió nueve libros.
No sólo se interesó por las ciencias, no fue ajena a las artes, pues realizó pinturas ilustrativas para sus libros (en las que colaboraba su comunidad), compuso música y poesía, que plasmó en Symphonia Armonie Celestium Revelationum, de gran complejidad, entre cuyos títulos destaca O Virga ac Diadema. Las partituras de Hildegard son las más antiguas que se conservan de la historia de la música.
Su motivación compositora se refleja en algunos de sus escritos sobre la música: “Esas voces que escuchas son como la voz de una multitud, que alza su sonido en lo alto; porque las alabanzas jubilosas, ofrecidas en caridad y armonía simples, conducen a los fieles a esa consonancia en la cual no hay discordia, y hace a aquellos que todavía viven en la Tierra suspirar con el corazón y la voz por la recompensa celestial.”
En 1.165 la prosperidad de Rupertsberg permitió a Hildegard fundar un segundo convento en Eibingen, separado de Bingen por el Rin, el cual atravesaba dos veces por semana, ocasiónes en que curaba, incluso a los ciegos, aplicándoles agua del río.
Otra faceta suya es la de predicadora, en monasterios y en público: amonestaba al clero y monásticos relajados y los llamaba a reformar sus vidas.
Mantuvo abundante correspondencia, se cuenta a San Bernardo, los papas Anastasio IV y Adriano IV, el emperador Federico Barbarrosa, el rey Conrado III, Elisabeth von Shönau. Por lo general le pedían oraciones, palabras de aliento o consuelo y peticiones de respuestas de importancia.
En 1.233 el Papa Gregorio IX inició el proceso de canonización de Hildegard, que no culminó exitosamente por descuido en la recolección de testimonios. No obstante, en Alemania se la llama Santa Hildegard, no necesitaron proceso para reconocer su santidad. En 1.324 el Papa Juan XXII dio permiso para su culto solemne y público el 17 de setiembre.
Sobre su genialidad citamos a Matthew Fox O. P., ex director del Instituto de Cultura y Creación en Espiritualidad, Oakland, California: “Si Hildegard hubiera sido hombre, hubiera sido reconocida como uno de los artistas e intelectuales más grandes que el mundo haya visto.”; y sobre De Operatione Dei: “Es una cosmología que reúne religión, ciencia y arte, y los lectores descubrirán una simbiosis asombrosa con la física contemporánea en estas visiones de 800 años de antigüedad.” Durante casi un siglo fue muy conocida su obra, y su libro Scivias era texto esencial en todos los conventos de Europa, hasta que fue desplazado por la Summa Teologica de Santo Tomás de Aquino.
En esta oportunidad citaremos algunas de las visiones de Hildegard sobre el futuro:
Vendrá el tiempo en que príncipes y pueblos rechacen la autoridad del Papa. Algunos países preferirán sus propios jerarcas religiosos al Papa. El imperio alemán será dividido. La propiedad de la Iglesia será secularizada. Los sacerdotes serán perseguidos. Después del nacimiento del Anticristo los herejes predicarán su falsa doctrina sin ser molestados, lo que causará que los cristianos duden de su santa fe católica.
Hacia el fin del mundo la humanidad será purificada por sufrimientos, en especial el clero, al que se le robará sus propiedades. Cuando el clero simplifique su modo de vida las condiciones mejorarán.
En los dos párrafos anteriores vemos que se cumplieron la difusión de doctrinas heréticas, la división de Alemania y la persecusión al clero, particularmente fuerte durante y después de la Revolución Francesa.
Estados Unidos
Antes de la llegada del Cometa, muchas naciones, excepto las buenas, serán azotadas por la necesidad y el hambre. La gran nación en el océano que está habitada por pueblos de diferentes tribus y linajes y será devastada por un terremoto, huracanes y olas marinas. Será sumergida en gran parte. También tendrán muchas desgracias en el mar y perderán sus colonias en el Este a causa de un Tigre y un León.
El Cometa, con su inmensa presión, hará salir mucho del océano, que inundará muchos países y ocasionará mucha necesidad y plagas. Después del gran Cometa, la gran nación será devastada por terremotos, huracanes y muchas olas de agua, que causarán gran necesidad y plagas. El océano también inundará muchos otros países, de modo que las ciudades costeras vivirán en terror, pues muchas serán destruídas por las olas y casi todas las criaturas vivientes serán muertas; incluso las que escapen morirán de horribles enfermedades porque nadie en esas ciudades vive según las leyes de Dios. La paz regresará a Europa cuandola flor blanca tome de nuevo posesión del trono de Francia.
Hildegard vivió entre los siglos XI y XII, antes del descubrimiento de América, no obstante, cuando dice “la gran nación en el océano” fácilmente se puede identificar a Estados Unidos, además, la frase "diferentes tribus y linajes" hace alusión a la variedad étnica de Estados Unidos, algo muy distinto de la Alemania medieval, donde sólo se veía a gente caucásica, por lo que debe haberle llamado mucho la atención el haber tenido esas visiones.
Fuente: http://www.connuestroperu.com/