Chul-eun Lee es un ex oficial de gobierno norcoreano de alto rango que desertó a Corea del Sur en 2016. Él nadó 6 kilómetros desde Corea del Norte a Corea del Sur y comenzó una nueva vida.
Le preguntamos sobre su viaje, su antiguo trabajo con el gobierno norcoreano y las diferencias que ve entre Corea del Norte y del Sur.
Agradecimientos especiales a Chul-eun Lee por tomarse el tiempo de compartir su historia con el mundo.
Si hablas coreano e inglés fluido y quieres ayudarlo con subtítulos en inglés, puedes contactarlo a su correo electrónico: lgh871111@gmail.com
Impactante entrevista a un ex agente de la inteligencia de Corea del Norte.
Afirma que la principal prioridad de la inteligencia norcoreana es controlar la opinión de los ciudadanos del país y preservar la dinastia de Los Kim. Alejandro Cao de Benós, un representante de Corea del Norte en el extranjero, considera que en Corea del Norte no hay una monarquía".
Aunque Alejandro Cao de Benós afirma que existe libertad religiosa para las religiones tradicionales: chondoismo, cristianismo, budismo. Y existen templos religiosos, son muchos los que lo consideran un lavado de cara ante la Comunidad Internacional.
Este ex espía norcoreano, aporta informaciones exclusivas de primera mano, como la detención de 30 miembros de una iglesia cristiana clandestina gracias a un informante, en una zona de su país. Leían la Biblia y habían sustituido los retratos d Kim Il Sung y Kim Jon Il por cruces en la casa que usaban como templo en el año 2007. La doctrina Juche indica que Una persona es maestro de su destino y este agente considera que eso es incompatible con la idea de creer en un Dios. Según este ex espía norcoreano, por pertenecer a una iglesia cristiana clandestina y ser descubierto, está severamente castigado. A algunos les espera la ejecución inmediata mediante fusilamiento y a los demás entre 20 y 10 años en un campo de concentración.
Los crímenes políticos no se juzgan igual que los crímenes financieros sino con más dureza si cabe. En el caso de los crímenes políticos, las detenciones no son inmediatas. Se establece un sistema de videovigilancia e interceptación de las llamadas telefónicas para reunir pruebas que lo incriminen, previo a su arresto.
Uno de sus familiares era responsable de campos de prisioneros. Desde lo alto, se divisa como una ciudad dónde habita una sociedad primitiva que solo recibe información de cuando hay que comer y trabajar. Los prisioneros están obligados a cultivar y cuidar de los animales. Solo en casos excepcionales, se les permite casarse con un prisionero del género opuesto, si demuestran lealtad y actitud en el trabajo. Alambres de espino y ametralladoras estratégicamente ubicadas, hacen practicamente imposible la huida.
Según este ex espía norcoreano, la sociedad nororeana es clasista. Por un lado está la elite y por otro lado, la clase media y clase baja. La elite norcoreana denomina "retrasados" y basura" a estos últimos en privado, aunque en público los denominan "ciudadanos camarada". El respeto tradicional a los ancianos en la cultura asiática y norcoreana, puede ser vulnerado por las personas de la elite del país, pueden tratar mal a un anciano y éste por estar por debajo en la escala social, tiene que aguantarse.
Este agente de inteligencia norcoreana afirma que Kim Jon Un está considerado un lider campechano por la gran mayoría de su pueblo que lo idolatra, porque lo ven cercano y lo quieren más que a su padre Kim Jon Il, sin embargo también reconoce que hay unos pocos norcoreanos que no les gusta Kim Jon Un. Lo que contradice la versión de occidente que Kim Jon Un es considerado un ser más despiadado que su padre y que políticamente muerto.
Los norcoreanos manifiestan predisposición a entrar en una guerra si el país es atacado porque tienen fe ciega en la victoria gracias al armamento nuclear que poseen.
El ex espía norcoreano lo razona así. Este régimen dictatorial tiene más de 70 años de historia por lo tanto sus cimientos son muy fuertes. No es cierto que la gran mayoría de los norcoreanos odien a Kim Jon Un pero teman miedo a rebelarse. De ser cierto, ya lo hubieran hecho.
Cada espía norcoreano tiene la misión de controlar el pensamiento y los actos de entre 700 y 1200 ciudadanos del país. Para ello utiliza un número de informantes que oscila entre 20 y 40 personas.
La familia de este ex agente de inteligencia norcoreana forma parte de la clase de la elite del país y está formada por un 10% de la población. No suelen sentirse a huir del país porque disponen dinero suficiente. Tienen de todo y pueden comer en abundancia. Los agentes de inteligencia tienen derecho al uso de un coche pero si dejan su trabajo, tienen que devolverlo. Solo los comerciantes o ciudadanos cercanos a una persona de muy alto rango, pueden disponer de coche propio. Algunos autos pueden ser un regalo por traer reconocimiento al país. Por ejemplo, haber ganado una medalla olímpica.
Cuenta una anécdota increíble. Muchos coches llevaban en su vehículo el número 216 en referencia al cumpleaños de Kim Jon Un. Una vez, había un coche abandonado que llevaba el número 216, un vehículo le adelantó. Kim Jon Un lo consideró un acto irrespetuoso. y el conductor fue fusilado. Después cambió la matricular por el de otro número que representa la fecha del alto el fuego en la guerra de Corea. Hay que recordar que hay un armisticio pero no hay tratado de paz.
La razón de la huida del país por parte de este agente es más de una. El profundo desprecio de la elite norcoreana a las clases inferiores del país, el desaliento de la evolución política norcoreana, los constantes informes que todos los ciudadanos tenían que redactar indicando dónde habían estado, la imposibilidad de poder desplazarte libremente por el país. Incluso entre miembros de la elite del país, todos tienen la obligación de hacer autocrítica y denunciarse los unos a los otros.
Su huída fue espectacular, tuvo que eludir la vigilancia de los guardias, sortear un valla electrificada que supo manipular sin electrocutarse con la ayuda de su compañero de fuga, se arrastraron por el lodo, hasta llegar a la orilla y allí emprendieron a nado una huida que duró 8 horas hasta que consiguieron alcanzar las costas de Corea del Sur. Al llegar al país, la inteligencia surcoreana le sometieron a un interrogatorio tanto a él como a su compañero por separado que duró casi 2 meses y fueron sometidos a todo tipo de preguntas para garantizar la veracidad de su testimonio.
Aunque otros denuncian que si alguien huye de este país, su familia acaba internado en un campo de concentración. Él no lo tiene tan claro, a él le contaron que su madre y sus tíos están bien mientras que su padre, que trabajó para la inteligencia del país, ya había fallecido antes de huir. Un detalle que he obviado, es que es cierto lo que dijo Alejandro Cao de Benós que si un padre trabaja de un oficio, es muy probable, la sociedad espera, que su hijo continúe la tradición.
Este hombre echa algunas cosas de su país como la sopa de soja que hacia su madre y por supuesto a ella también. De momento, dice que prefiere no contactar con ella ni con el resto de su familia porque lo más seguro que estén monitoreados. Incluso el hombre que le informó de cómo se encontraba su familia, pudo haber sido arrestado.
La única manera de informarse de lo que ocurre dentro de corea del Norte es leer información de los medios de ese país y hablar con desertores como él.
Sobre Corea del Sur, su opinión también es crítica. Le echa en cara su exceso de orgullo nacional, que se crean que son el país número uno. Considera que el gobierno y la sociedad no recibe con los brazos abiertos a los norcoreanos y que hay cierta discriminación hacia estos en el ámbito laboral, intentó hacer oposiciones para policía sin éxito y percibió menoscabo a su persona y a desertores norcoreanos que intentaron convertirse en policía. En Corea del Sur, trabajó de diferentes oficios; operario en una fábrica de champú, colocando baldosas o como asesor de riesgos para la compañía Samsung. Su sueño es abrir un canal de Youtube para contar la realidad de su país. Afirma que no tiene miedo a la muerte y que espías norcoreanos lo asesinen: no le importa morir por contar la verdad, sentencia.