Para un ciudadano común y corriente, lo que cuenta es la economía que se encuentra a pie de calle después de salir por la puerta de tu casa. Que no líen con una ficticia recuperación económica que no se la creen ni quienes la pregonan, ni con una supuesta mejora en índices macroeconómicos o con tendencias alcistas en los mercados de valores. La verdad salta a la vista.
Un dueño de un restaurante me comentó cuando llegó a España, con 500 pesetas (3 euros) podrías llenar un carro de la compra. A día de hoy, con 3€ no puedes comprar casi nada. Su negocio ha sufrido los efectos de la crisis y aún no se ha recuperado: "Comer en un restaurante forma parte del ocio y cuando no hay dinero en los bolsillos, es lo primero que se recorta". Antes, mucha gente iba a comer a restaurantes o iban a ver una película al cine y en la mayoría de las ocasiones, se ven obligados a quedarse en casa. Una camarera comentó que echaba de menos los sueldos de la época de la peseta (antigua moneda española que terminó siendo sustituida por el euro). Cundo España adoptó la moneda europea de la Unión Europea, los precios se dispararon; porque muchos comercios optaron por el redondeo alcista. Por contra, los salarios no subieron sino todo lo contrario.
Una imagen vale más que mil palabras.