La dolce vita que lleva José Luis Rodríguez Zapatero entre el Consejo de Estado, su despacho en la madrileña calle de Gobelas -donde el PSOE tiene un edificio- y los últimos retoques al libro que debía publicar con Planeta en otoño y del que no se ha vuelto a tener noticias se ve de vez en cuanto alterada por algún incidente.
El expresidente sabe que su popularidad está aún hoy en cotas muy bajas porque la ciudadanía no le ha perdonado la situación crítica en la que dejó el país. Casualmente este jueves se cumplen tres años de su famoso tijeretazo en el Congreso a las pensiones y los sueldos de los funcionarios, el principio de su fin.
Aunque la escolta permanente que tiene asignada como exjefe del Ejecutivo vela por su seguridad y la de su familia día y noche, no puede evitar que de vez en cuando Zapatero se enfrente a situaciones desagradables en lugares públicos. Eso les pasó a él y a Sonsoles Espinosa el pasado sábado, sin ir más lejos. El matrimonio decidió pasar el puente de mayo en Marbella, lugar de peregrinaje estival de muchos políticos socialistas y populares.
Zapatero, un ex-presidente inepto pero feliz |
Aquel día ambos fueron a comer al restaurante Trocadero junto a otra pareja de amigos. Según el relato que ha realizado a El Semanal Digital una de las clientas que se encontraba a esa hora en el local, custodiaban al expresidente nada menos que ocho escoltas que se sentaron en la mesa de al lado.
Cuando la gente se percató de su presencia se oyeron en el restaurante algunos abucheos, pero Zapatero, su esposa y sus amigos siguieron a lo suyo. Hasta que, de pronto, una mujer se acercó a la mesa del socialista y le dijo: “Cómo tienes vergüenza de estar en un sitio como éste después de haber dejado este país hecho una ruina. Tenías que estar dentro de una cueva”. Un reproche en voz lo suficientemente alta como para que toda la sala lo escuchara. Algunos de los clientes le dieron la razón a la espontánea.
Acto seguido, y mientras el expresidente agachaba la cabeza, dos de sus escoltas apartaron a la mujer. Después Zapatero habló con el encargado del restaurante, que le facilitó la salida por la puerta de atrás. Era más discreto que ir por delante, puesto que en la puerta un grupo de fotógrafos hacía guardia porque en el local se encontraban varios famosos del mundo del corazón. Como la modelo María José Suárez o la exnovia de David Bisbal, Elena Tablada.