Un nuevo documento de trabajo presentado por el FMI entrega un contundente programa de instrucciones para dar solución a la crisis de la deuda soberana en Europa. El documento señala que el problema de la deuda es mucho más grave de lo que se ha visto hasta ahora, y advierte que todas la medidas adoptadas por la UE, la CE, el BCE y el propio FMI “no serán suficientes para resolver la crisis”. El mantra de la amnesia colectiva ha llevado a pensar a estos países que esas medidas (como los planes de austeridad y los recortes presupuestarios) serían suficientes pero la verdad es que no ha sido más que una ilusión.
De acuerdo a los autores del documento (Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff), esta crisis supera todas las crisis anteriores, con una deuda que ha batido todos los récord históricos y que tiene atrapada a toda la economía mundial. La receta es la aplicación de una represión financiera sin precedentes, y una oleada de medidas de fuerza para reducir la deuda. Estas medidas serían una mezcla de importantes recortes en la deuda soberana, confiscación de ahorros privados, controles de capital y generación de inflación para licuar la deuda con más rapidez e impulsar el crecimiento. Todo indica que el fantasma deflacionario que recorre Europa está para quedarse.
El documento señala que deberán aplicarse amortizaciones masivas sobre la deuda para tener efectos significativos en “la mayor situación de endeudamiento de los países occidentales en los últimos 200 años”. Muchos aún se aferran a la ilusión de que los países ricos pueden salir de la crisis con programas de austeridad y recortes públicos. Pero la realidad está requiriendo acciones más implacables: la solución al tema de la deuda pasa por acciones brutales, decididas y enérgicas, señala este informe elaborado por los mismos autores que en 2010 presentaron el documento clave para la aplicación los planes de austeridad.
Confiscación de depósitos y recortes masivos
Esta vez es diferente, parecen decir Reinhart y Rogoff, al señalar que solo la masiva confiscación de los ahorros privados y también los masivos recortes en la deuda pueden restablecer la economía de su más duro golpe financiero en 80 años. Reinhart y Rogoff indican que las medidas deben aplicarse con rapidez para salir de una situación de estancamiento que, de prolongarse, se tornará peor. Gran parte del mundo occidental requerirá impagos; será necesaria una confiscación a gran escala de los depósitos y también habrá que promover una mayor inflación para despejar el camino a la recuperación.
Para Reinhart y Rogoff la carga de la deuda en los países desarrollados ha llegado a sus máximos históricos y ya se ha hecho insostenible. Por eso se requieren recortes masivos y no las nimiedades o retoques que se han aplicado hasta ahora. La negociación deberá ser al estilo de los años 30, con pérdidas y castigos importantes y reestructuraciones serias de los saldos que se acuerden de deuda, en base a parámetros objetivos de crecimiento y empleo.
La presunción es que las economías avanzadas no recurren a la reestructuración de deudas o a la represión financiera, porque quita credibilidad a todo el sistema y obliga a renunciar a objetivos financieros obtenidos con mucho esfuerzo. Sin embargo, cuando el sistema financiero ha descorrido toda su podredumbre y malas prácticas (corrupción, manipulación en las tasas interbancarias, generación de créditos sin base, sobresueldos, etc), no queda más que resetear todo el sistema y evitar que la economía siga su desplome.
Amnesia colectiva
El documento se titula Financial and Sovereign Debt Crises: Some Lessons Learned and Those Forgotten Crisis financiera y deuda soberana: lecciones aprendidas del pasado – y lo que hemos olvidado, y pone énfasis en lo que hemos olvidado. El mantra de la amnesia colectiva en la historia de Europa y Estados Unidos los ha llevado a una negación de la realidad. Se negó la realidad de la crisis en 2007/2008 y se sigue negando con medidas de parche. Y cuando las economías se enfrentan a la deflación, a enormes burbujas en los activos bursátiles, a un desempleo que se mantiene inmutable, se requiere aplicar en los países avanzados políticas que sólo se habían visto en el Tercer Mundo.
El principal defecto de la política europea ha sido pensar que los impagos (default) sólo se veían en países como Argentina; o que la corrupción y los fiascos empresariales (como el reciente de Sacyr) era una marca registrada de los países bananeros. Pues bien, la corrupción de los mercados financieros europeos provocó una caída en el ranking de todos los países europeos por tanto el 2014 será el año de los grandes impagos europeos y de la quiebra de esos grandes elefantes que han crecido a la sombra de las castas políticas.
El documento de Reinhart y Rogoff señala que los países del euro están experimentando un shock en el mismo nivel que los países del Tercer Mundo, y que la magnitud del problema hace que sea muy dificil la salida: “La deuda soberana de los países desarrollados se acerca a niveles no vistos en 200 años”. Por eso no hay una salida facil y debe aplicarse una cirugía drástica: recortes en la deuda y masivas confiscaciones en los depósitos o la riqueza. En esto podrían apuntar de inmediato al listado de los hombres más ricos del mundo, dado que son los que más se han enriquecido con la crisis.
Medidas radicales
Reinhart y Rogoff analizan las crisis del siglo pasado y muestran que las crisis de deuda siempre han terminado por la aplicación de cortes radicales. Que los políticos de ahora no quieran asumir esta realidad demuestra el estado de amnesia colectiva en el cual se pretende postergar hasta el infinito una amputación que cada día se hace más grande. Como hemos señalado en otros post, gran parte de esta dilación ha sido fruto de la Alemania de Angela Merkel, que ha privilegiado recuperar la salud de su propia banca a expensas del deterioro creciente de la periferia europea.
El documento hace un llamado a las autoridades europeas para mirar la crisis de frente. Los tecnócratas han fracasado y con ello todos los planes ideados por Angela Merkel a lo largo de seis años de crisis. Solo Alemania se ha beneficiado, pero la banca alemana sigue siendo la más apalancada del mundo, mientras los planes de austeridad solo han dilatado los problemas. Todo indica que habrá que aplicar la brutal receta que el FMI obligaba a aplicar a los países del Tercer Mundo: condonación de la deuda por parte de los acreedores, confiscación de depósitos; controles de capital al interior de la zona euro y otros mecanismos de represión financiera; y una mayor inflación para licuar los saldos de deuda.
Esta crisis demuestra que los años gloriosos del capitalismo fueron un fraude. Todo el llamado crecimiento fue vía deuda y no hubo un crecimiento real que garantizara el futuro. La ilusión se ha diluído y solo queda el auténtico cáncer de la crisis. Una crisis que se sigue expandiendo y dando cuenta que aún quedan muchos días difíciles por venir.