Dos presuntos miembros del cártel de Los Caballeros Templarios incendiaron una farmacia en la localidad de Apatzingán, en el estado mexicano de Michoacán, en un claro desafío a las fuerzas federales que han asumido la seguridad de la región.
El incendio no dejó víctimas, ya que los atacantes permitieron la salida de los cinco empleados y un bebé que se encontraban en el lugar antes de quemar las instalaciones, informaron fuentes de Protección Civil.
Estanislao Beltrán, uno de los líderes de los grupos de civiles que tomaron las armas para defenderse del cártel de Los Caballeros Templarios, cuestiona la capacidad de las fuerzas federales para garantizar la seguridad tras el incendio registrado. La preocupación de las autodefensas es que no sienten seguridad, motivo por el que se niegan a entregar las armas. "[Eso supondría] quedar a merced del crimen organizado”, declaró Beltrán.
Por su parte, la periodista de investigación Anabel Hernández opina que la situación no es solo producto de un Gobierno ausente, sino que prácticamente todo el mundo está involucrado con el narcotráfico en ese territorio, incluyendo policías, políticos, empresarios y campesinos.
"Estamos hablando de un nivel de penetración del crimen organizado terrible", dijo la periodista en declaraciones a RT, agregando que el mayor problema "es la complicidad de los diferentes sistemas de Gobierno con el narcotráfico". Por otro lado, Anabel Hernández asegura que la guerra que ha ocurrido entre los diferentes cárteles ha provocado el ingreso de armamentos hacia México, según ella, por la falta de control en las fronteras, tanto norte desde EE.UU., como por la frontera sur: Guatemala y Belice.
Mientras, los grupos de autodefensas han prometido a las autoridades de Michoacán no continuar tomando localidades, a la vez que piden que se desarme a los policías municipales, a quienes acusan de servir a los narcos.