lunes, 15 de enero de 2018

Salvador Freixedo: Los pederastas de alto standing nunca son detenidos

Por eso, hay multitud de casos que han quedado en el aire rodeados de dudas y de falsas explicaciones. En Inglaterra, hace unos años saltó a la prensa mundial el caso conocido como “Operación Conífera”, que involucraba al líder del Partido Conservador y ex primer ministro, Edward Heath. Se le acusaba de abusos a menores, al mismo tiempo que se denunciaba a la policía de haber sido muy laxa en la investigación de varias denuncias interpuestas por los padres de los niños abusados. Pero era una de estas personas intocables y blindadas del estáblisment. Las palabras del comisario-jefe de Wiltshire, Mike Veale, no dejan lugar a dudas: “Teníamos abrumadoras y obvias razones para investigar. […] Sir Edward Heath era una persona muy influyente y una de las más poderosas del mundo, en su momento”.


El tema es tan escabroso y tan aparentemente irreal que no es de extrañar el manto de duda que recubre algunas de las informaciones vertidas en libros, como los de Brice Taylor, Cathy O’Brian, Svali y otros del mismo cariz, citados en Teovnilogía. Pero lo cierto es que abundan testimonios de personas de las que no se puede dudar, y que han pagado con su vida por haberse atrevido a hablar claramente. En dichos libros, aparecen como abusadores de menores, dentro de las experiencias del MK-Ultra, importantes personajes de la política norteamericana, congresistas y senadores, a los que se cita por sus nombres y apellidos.

Es lógico que informaciones tan escandalosas susciten dudas, pero estas desaparecen ante los testimonios de altos funcionarios federales, como William Cooper o Ted Gunderson, jefe del FBI de Los Ángeles, que llegó a tener bajo sus órdenes a setecientos policías. Sus declaraciones sobre la pederastia a la que eran adictos muchos congresistas, senadores y miembros de la Casa Blanca, sus denuncias investigadas por él minuciosamente sobre las redes mafiosas de secuestros de niños, y la increíble cantidad de estos que desaparecen cada año, la abundancia de centros donde se practican ritos y ceremonias satánicas con sacrificios de niños, la implicación de altas autoridades del Pentágono en todas estas operaciones, en las que también están involucrados niños y jóvenes esclavos sexuales, víctimas del control mental heredado del nazismo, tienen como aval el asesinato del propio Gunderson, ordenado por “alguien” con mucho poder a quien le preocupaba que verdades tan terribles salieran a la luz. Y no solo él fue asesinado, sino también la senadora Nancy Schaefer y su marido, colaboradores en todas estas investigaciones. La extraña muerte de ambos fue uno de los muchos asuntos “inexplicables” que nos encontramos cuando se investiga la corrupción en las altas esferas del poder.