jueves, 21 de enero de 2016

El final de los tiempos según el Codex Exoniensis

El Codex Exoniensis o  el libro Exeter es la mayor colección existente de la poesía inglesa antigua. Copiado en el año 975, el manuscrito fue donado a la catedral de Exeter por el obispo Leofric (muerto en 1072). Comienza con largos poemas religiosos: "The Christ", en tres partes; dos poemas sobre San Guthlac de Crowland; el fragmentario "Azarius"; y el alegórico "Phoenix". A estos le siguen son una serie de versos religiosos más cortos entremezclados con otro tipo de poemas que han sobrevivido sólo en este códice .


El forero Tierra_Fuerza de foro argemto nos pasó varios enlaces de este antiguo codex inglés e hizo las siguientes observaciones:

He leído el texto y me llamó la atención que habla de unos días de oscuridad durante el fin de los tiempos, la profecía del Padre Pío sobre los tres días de oscuridad es ocho siglos posterior. Este libro describe el descenso de Cristo, luego habla incendios generalizados, lo cual coincide con Los fuegos que describe el psíquico argentino Benjamin Solari Parravicini, y finalmente, la oscuridad, quizás ocasionada por el denso humo acumulado en la atmósfera, lo cual es dado a entender en algunas líneas de ese texto.

También describe algo que he encontrado en otras tradiciones y que ya he explicado, que el Avatar, se llame como se llame, no vendrá solo, sino con  un "Ejército Celestial", por emplear la terminología que resulta más fácil a los occidentales, pero expresado de otras maneras en otras tradiciones, a veces de forma más precisa, al final habla de un mismo evento mágico, demoledor, trascendental y sagrado. Literalmente, el texto emplea la palabra "train" que podemos traducir como "séquito", concepto que en la tradición germana se denomina Wildes Heer (Cacería Salvaje), y en la España medieval como "Santa Compaña". En otra parte habla de "angel-throng" o "multitud de ángeles", y  en otra parte se refiere a "banda de ángeles".

Me sorprende que insista tanto en el fuego y que describa que se abrasarán "hasta los peces del mar" y que "el agua quemará como cera" igual que Benjamin Solari Parravicini, el texto explica que el fuego purificará la Tierra.

A continuación, les dejo la descripción de "El Día del Juicio Final".

El Día del Juicio Final

Luego, en la medianoche el gran día del Señor de la fuerza con poder vendrá  a los hombres mortales, al mundo radiante, incluso como un ladrón astuto, un ladrón audaz, que se arrastra en la oscuridad, en la noche negra y cae de repente sobre los hombres despreocupados y somnolientos; maliciosamente serán asaltados todos los condes desprevenidos.


Así que en el Monte Sion reunirá a un poderoso ejército, fiel al Señor, luminoso y alegre; y la bendición les será dada. Luego desde los cuatro confines del mundo, desde el reino último de la tierra, cuatro ángeles radiantes  tocarán la trompeta en concordancia a una gran explosión. Entonces la tierra temblará, el suelo bajo los pies del hombre. Ellos sonarán juntos, firmes, gloriosos, en el camino de las estrellas; ellos se desgañitarán y enviarán su voz al sur y al norte, que se hace oír más allá del oeste sobre toda creación. Despertarán de la muerte, fuera de la tierra antigua, aterrorizados, los hijos de los guerreros, la raza humana, hasta el juicio. Ellos presentarán ofrenda  a la dimanación del sueño firme repentino.

Entonces se oirá una gente que se lamenta, dolorosa en el alma, con amargura inquieta, lamentando las obras de sus días de vida, temblando de pánico. Ese será el más grande de los prodigios, de todos los que tarde o temprano  jamás se han revelado al hombre. Deberá reunirse el secreto huestes de ángeles y de demonios, la luz y la oscuridad. Y ambos vendrán, el blanco y negro, conforme a una casa forjada para ellos, en diferente sabiduría para ángeles y demonios.

Entonces, de repente desde el sur y este viene sobre el monte de Sion, procedente de El Señor, el resplandor del sol, brillando con más intensidad que los hombres pudieran imaginar  en sus corazones, brilla en todo su esplendor, cuando el Hijo del Dios, a través de los cielos arqueados, se manifiesta acá. Luego la maravillosa presencia de Cristo, el resplandor hermoso del noble rey, hacia el este desde los cielos, agradable en espíritu para su propio pueblo, amargo para los pecadores, variado en medida maravillosa a los bienaventurados y  desagradable a los miserables.

Con el bueno Él será más amable, encantador y justo cuando vea ese anfitrión santo,será hermoso en la alegría, un amigo tierno. Será agradable y feliz ​​para los hombres amorosos, verán ese esplendor radiante, con placer suave, la venida de su Señor, el Rey de la fuerza, a aquellos hombres de buen corazón que le complacían, en sus palabras y obras. Pero para los hombres malvados, Él será temible, será terrible ver, a los pecadores, que allí vienen con transgresiones de todo deshecho. Eso puede ser una advertencia de castigo al que no tiene pensamiento sabio, para que pueda estar  un poquito asustado; el terror de esa presencia en él no dará lugar a ningún temor en el corazón mientras c El Señor de toda la creación con todo el poder sorprenda y juzgue los huéspedes. Y alrededor de Él, a uno y otro lado, vuelan una tropa numerosa de ángeles, una banda de seres radiantes, anfitriones de lo sagrado, un amplio séquito.

Luego resonará la vasta creación, y antes de que el Señor vaya allí, lo harán los más poderosos y crecientes incendios sobre la ancha tierra; la llama caliente saltará. Entonces se estrellará el cielo, las estrellas firmes y radiantes caerán. El sol se tornará oscuro con la tonalidad de la sangre, que brillaba con tanta intensidad sobre el mundo antiguo a los hijos de los hombres. L  luna, que en la noche del Antiguo cobertizo daba su luz a los hombres, acabará hundida desde su estación; así serán las estrellas que desaparezcan desde cielo, a través del aire feroz, herido con las tormentas.

Y el Todopoderoso con su muchedumbre de ángeles, el Señor de los reyes poderosos, el glorioso príncipe, vendrá a la asamblea. Habrá un multitud exultante de clanes. Almas santas irán inmediatamente hacia su Señor, a qué hora el Guardián de los pueblos, con la amenaza del terror, buscará fuera de las tribus de la tierra. Entonces fuerte se oirá en todo la espaciosa tierra el ruido de las trompetas del cielo, y en los siete lados, los vientos rugirán, tocarán, aullando en un tumulto más poderoso. Ellos se despertarán y se secará la tierra con la tempestad, llenando el mundo con su aliento. Entonces se oirá una fuerte caída, en voz alta y sin medida, ensordecedores, violentos, los más poderosos truenos, terrible para los hombres.

Los anfitriones cansados ​​de hombres en multitudes se dirigirán hacia la amplia llama, donde un fuego destructor vendrá sobre los que estén aún con vida, algunos por arriba, otros abajo, serán heridos por la llama. Claro que entonces, todos prestaron atención, la raza de Adán se lamentarán en el dolor de la aflicción; ni por una pequeña causa, éstos tribus lamentables, pero para las más grandes y pesadas dificultades, cuando en un abrazo el pálido fuego brota, la llama oscura, larga y ancha abarcará a los tres juntos, los mares con sus peces, la tierra y sus colinas, y el cielo, por encima de todas sus estrellas. Feroz y furioso el fuego consumidor quemará a los tres. Y todo el mundo se lamentarán con aflicción en esas horas de terror.

La gran explosión de fuego conocida, caliente y devoradora, arrasará la llanura de la tierra,y el mundo con el terror de sus llamas. Ciudades y muros rotos caerán juntos, montañas se derretirán y altos acantilados, que protegían la tierra antigua contra el mar, firmes en contra de la inundaciones, seguros y firmes,  barreras contra las olas, padecerán el balanceo del oleaje. Entonces, sobre cada criatura, aves y bestias,  el fuego de la muerte aprovechará y hará marchar la llama oscura sobre la tierra como un guerrero furioso. Como de viejas aguas que fluyen, de mares de azotados, entonces en ese baño de fuego, el pescado de mar será abrasado, extirpado de las profundidades. Cada uno de todos los exhaustos monstruos del mar serán consumidos, el agua arderá como la cera.

Entonces habrá más maravillas que cualquiera pudiera imaginar en su corazón, cuando la tempestad, la tormenta y el aire feroz rompan la amplia  creación. Los hombres llorarán, con angustia, con lágrimas y voces lamentables, abatidos y tristes del alma, apenados por el dolor. La llama oscura resplandecerá de lo deshecho por el pecado, y el fuego devorará las joyas doradas, tesoros más  viejos de los reyes de la tierra. Luego, cunado resuene el trueno del cielo, habrá tumulto y ¡ay, las luchas de los vivos, el lamento, lamento en voz alta, la queja lastimosa de los hombres.  Entonces puede que alguno manchado  con el pecado gane la paz, o incluso sobre la Tierra escape lejos de la quema. Pero el fuego tomará todas las cosas en el mundo, deberán enterrarse denodadamente, con impaciencia buscará en todos los pliegues de la tierra por dentro y por fuera, hasta que el calor de su llama queme toda mancha del pecado del mundo en su oleada ondulante.

Entonces Dios todopoderoso vendrá a ese glorioso monte con las más grandes legiones de ángeles, los ángeles de El Rey del Cielo estarán radiantes en santidad, resplandeciente sobre su cola: el Dios que todo lo maneja. Y alrededor de él deberá brillar en gloria lo mejor de los nobles ejércitos, ejércitos santos, bienaventuradas multitudes de ángeles. Preocupado en sus pensamientos más íntimos que temblarán por temor a Dios, El Padre. No  hay maravilla, si la raza impura de los hombres mortales, con angustia cuidadosa, tiene pavor pesado cuando esta orden santa, blanca y celestial brille, el Espíritu-anfitrión, estarán heridos por el terror antes de su presencia, cuando estas criaturas brillantes esperan temblorosos la sentencia de El Señor.  Más terrible de día se que estar en el mundo, cuando el Rey de Gloria en su majestad castigue a cada la gente; ordenará a los hombres mortales con una arenga y les resucitará de las tumbas de la tierra; ordenará las naciones llegado a juicio, y toda la humanidad.

Entonces recta será toda la raza de Adán que encarnecerá; ellos estarán al fin de su tardanza, sus restos en la Tierra. A la venida de Cristo, cada uno resurgirá a la vida, mostrando extremidades y cuerpo, y tornará jóven otra vez. Él tendrá sobre él todo lo bueno o malo que cosechó en los días de antaño sobre la tierra y que recogió su alma con el paso de los años. Él tendrá  ambas cosas juntas, cuerpo y alma.  Y luego vendrá a la luz antes de El Rey del Cielo, la forma de sus obras y el recuerdo de sus palabras, y la meditación de su corazón.

La humanidad será ampliada y renovada por el Creador; un poderoso anfitrión se levantará para el juicio cuando el Señor de la vida desate  los lazos de muerte. Entonces se encenderá el aire, las estrellas caerán del cielo; extensamente la llama codiciosa practicará el pillaje. Los espíritus se apartarán a su espacioso hogar. Pues los hechos de los hombres se conocerán en la tierra, y no podrán disimular en absoluto ante su Señor el tesoro de su corazón, sus secretos y pensamientos. No hay actos que sean opacos para Él, pero un gran día,  Dios conocerá como es cada uno de los hombres y si ha merecido la vida eterna. y tarde o temprano todos labrarán un mundo para que venga la luz. Ni ninguna de las reflexiones de los hombres será secreta, porque el gran día revelará el tesoro del ataúd del alma, todos los pensamientos del corazón. Por lo cual desde un principio, él que  sea consciente de su necesidad espiritual, portará un aspecto hermoso ante Dios,  cuando el calor, el fuego consumidor pruebe en presencia de el  juez de la victoria cómo las almas son retenidas contra las tormentas de pecado.

Entonces el sonido de la trompeta y el estándar reluciente, la llama ardiente y las huestes celestiales, la banda de ángeles y la amenaza del terror, el día de la ira y la alta cruz, levantada en lo alto durante un signo de dominio, reunirá delante de Él a todas las multitudes de hombres, cada alma de aquellos, que tarde o temprano exhibirán las extremidades carnales. Entonces este poderoso ejército desfilará ante El Señor, por siempre vivo y siempre joven, con deseo y pesada necesidad. Nombrado por el nombre que llevarán el tesoro de su corazón, el tesoro de sus almas, antes de el Hijo de Dios. Entonces será el Padre el que conozca como sus hijos traen a sus almas sin mancha desde esa tierra donde ellos habitaban. Ellos serán de buen valor y portarán una belleza radiante a Dios. Su poder  y gozo excederá por completo y recompensará sus almas, premiará sus obras. Bien, sea con ellos que, en esa horrible hora encuentren la gracia con Dios.