viernes, 28 de octubre de 2011

Profecías de Thomas Diammane

Habrá un clima general de materialismo y pensamiento nihilista. Los valores y los ideales se perderán y serán sustituidos por la frivolidad y el sensacionalismo.



Los países musulmanes, por un lado, y los asiáticos, por otro, se volverán contra los occidentales y los soviéticos, que estarán aliados, y no enfrentados entre sí como ahora. En el seno de la Iglesia se producirán grandes cambios que se gestarán lentamente.

A este período de cambios políticos sucederá otro de grandes catástrofes políticas y ecológicas.

Sobrevendrá una nueva guerra mundial, que será mucho más cruenta y grave que las anteriores dado que los países emplearán armas infinitamente más poderosas. Paralelamente, habrá un renacer de las ideas religiosas impregnado de mesianismo y fanatismo sectario.

Tras la guerra habrá un período de restauración y de relativa paz, que permitirá una progresiva recuperación económica. La Iglesia habrá tomado el poder político y sobre todo el económico, y gobernará el mundo. Bajo sus auspicios se extenderá un redentorismo irracional y seudo místico que será apoyado y amplificado por los medios de comunicación de masas. Abundarán el sectarismo, los lavados de cerebro, la programación de individuos y las sesiones de hipnosis colectiva como arma política y de control ideológico.

Esta situación alargará el período de paz en perjuicio de las libertades individuales. El control económico ejercido por la Iglesia llevará a situaciones de monopolio mundial.

Segundo período de desintegración Los pueblos se levantarán contra la Iglesia universal poseedora de todos los recursos del mundo.

Los alzamientos prepararán el fin de esta civilización babilónica. Serán acompañados de grandes desastres en progresión creciente: diluvios, terremotos y erupciones volcánicas.

Período de consumación.

Habrá caos y desórdenes en el mundo entero. Por doquier aparecerán los grupos revolucionarios contra la Iglesia Única, la cual se defenderá con su gran poder y con grupos contrarrevolucionarios alimentados por ella. Cuando toda la humanidad se halle en conflicto, se producirá la inversión de los polos.

A la consumación de los desastres, seguirá una nueva etapa de regeneración. El pueblo espiritual saldrá de la clandestinidad y ocupará los puestos que le corresponden en la jerarquía y el poder. Una nueva civilización habitará la tierra en el siglo XXI.