Es interesante subrayar la relación entre el instituto Tavistock y la manipulación del movimiento obrero por parte de esa factoría siguiendo las consignas de la élite mundial gobernante y que explica de forma magistral Daniel Estulin en su libro "Instituto Tavistock".
Se permitió en el pasado, antes de la II guerra mundial, que las personas de bajo estrato social pudieran ser capitalistas, y tener su propia empresa y así eliminar de sus mentes ideas subversivas o revolucionarias, creando una sensación interior de estarían atentando contra sus intereses si optasen por enfrentarse al orden establecido. La élite mundial gobernante, consideraba que así estimulaban la producción a nivel mundial.
Después de la II Guerra Mundial, la élite mundial gobernante, decidió dar una vuelta de tuerca e infiltrarse en el movimiento obrero para ponerlo al servicio de sus intereses.
Usaron el movimiento feminista para crear disensiones en el movimiento obrero con el pretexto de la desigualdad de la mujer respecto al hombre. Las mujeres estaban peor remuneradas que los hombres, pues se incorporación a los puestos de trabajo eran reciente. Esto sirvió de excusa para despedir a un millón de trabajadores solo en USA y abaratar los salarios.
Se decidió añadir una representación de trabajadores al consejo de administración de la empresa con el objeto de hacer ver que determinados sacrificios por motivos económicos eran imprescindibles. Esto es dar responsabilidad a los trabajadores y hacerles conscientes de los problemas que en tiempo de post-guerra existían y que debían optar por tomar decisiones lesivas para sus intereses egoístas en favor de la estabilidad de la empresa.
El instituto Tavistock desarrolló cursos de formación para lideres y delegados sindicales con el objetivo de manipular sus mentes para que, en vez de liderar una oposición sindical, vendiesen la moto a sus afiliados y al resto de los trabajadores de que unos acuerdos con la empresa, a pesar de ser malos, eran lo mejor.
Para ello se estudió el perfil psicológico de los lideres sindicales y trabajadores, con el objeto de buscar los puntos débiles que les induce un estado psicótico que derrumbe su espíritu critico y de protesta y que acepten el punto de vista del empresario.
Daniel Estulin comenta que estas técnicas de lavado de cerebro ideadas en un laboratorio por psicológos, psiquiatras, científicos, sociólogos y antropólogos, explica que movimientos obreros, como el movimiento obrero en España a día de hoy sea de chiste. Al parecer esos cursos de formación proceden de algún modo de los juegos de rol creados por el Instituto Tavistock.
Ahora la élite gobernante mundial, apuesta por una economía de crecimiento cero. Considera que el planeta está superpoblado. Una economía de crecimiento cero supone un a reducción drástica de la población. Dejarían morir de hambre a decenas de millones de personas. Además la economía de crecimiento cero provoca un estado psicótico en los individuos que debido a una situación de stress, aceptan cualquier opción para subsistir. Esto implica la eliminación del estado de bienestar y la destrucción de la clase media y la desaparición de los empresarios hechos así mismos. Solo habría 2 clases sociales: una élite y una clase formada esclavos. La propiedad privada desaparecería para acabar en manos del sistema, lo mismo que ocurrió en el sistema marxista, cuando después de las revoluciones se instauró la dictadura del proletariado). La propiedad privada sería repartida entre los esclavos en función de su productividad y obediencia. Surgiría dentro de los esclavos los denominados insiders; trabajadores altamente productivos, a los que les permitiría gozar de ciertos privilegios en comparación con el resto.