jueves, 26 de diciembre de 2013

GlaxoSmithKline reconoce que paga a médicos para que promuevan sus productos

Os contaba que el Ministerio de Sanidad de Japón denunciará a la rama nipona de la farmacéutica Novartis por publicitar de manera engañosa su medicamento Diovan. Ahora la farmacéutica GlaxoSmithKline (GSK) anuncia que dejará de pagar a los médicos para que promuevan sus productos. Dicen que la cosa no tiene que ver con que las autoridades sanitarias de China les estén investigando por sobornar galenos. 


Lo cierto es que la medida se produce en medio de una gran investigación de corrupción en China, donde la policía ha acusado a GSK de canalizar hasta 3.000 millones de yuanes (494 millones de dólares) a las agencias de viajes para facilitar sobornos que impulsen las ventas de sus medicamentos. 

Habrá quien vea en esto un gesto de una gran farmacéutica interesada en ofrecer transparencia. Yo soy más escéptico con este tipo de lavados de cara. Creo que si la noticia es buena es porque verifica lo que tantas veces se ha comentado y pocas de ellas publicado (podéis leer mi libro Laboratorio de médicos en el que se documentan estas prácticas en nuestro país e incluyo documentos internos de GlaxoSmithKline España). 

Eso sí, si se han cometido delitos, el reconocimiento de los mismos por quien los ha cometido no le exime de responder por ellos. En España estas prácticas son rigurosamente ilegales. No vale con salir a la palestra y decir: 


hasta ahora hemos corrompido de manera sistemática a los médicos (con el consentimiento de los que se hayan prestado al juego, que son muchos muchos) pero ya está, ya somos buenos”. 

No. Las fiscalías deben actuar de oficio. Por supuesto, el soborno puro y duro (la entrega de dinero a cambio de recetas), por lo general, se camufla para darle una apariencia de legalidad. La farmacéutica dice que continuará pagando los honorarios de los médicos que llevan a cabo investigaciones clínicas patrocinadas por la compañía, actividades de asesoramiento y estudios de mercado, algo que a juicio de la firma es esencial para proporcionar conocimientos sobre enfermedades específicas. 

Excusas. Mediante esas estrategias se crean vínculos perversos. Y tras esa fachada pseudocientífica muchas veces se esconde el pago puro y duro citado. 

El año pasado GSK acordó con el Departamento de Justicia de Estados Unidos pagar una multa de 3.000 millones de dólares (unos 2.300 millones de euros) por falsear u ocultar información sobre tres medicamentos y por sobornar a médicos en 2003 para que recetaran uno de sus fármacos. 

El Departamento de Justicia estadounidense también inició en 2010 una investigación contra GSK y otras firmas farmacéuticas que cotizan en su país por presuntas violaciones de la Ley Estadounidenses de Prácticas Corruptas en el Extranjero. La compañía ha pasado por similares trances en Italia y Alemania. 

La Administración sanitaria española conoce perfectamente la práctica del “tarugueo” (sobornar a los médicos) y mira para otro lado como si nada ocurriese. Insisto, GlaxoSmithKline ha actuado de manera similar en España. Es necesario que esto se investigue como explica este fiscal español.