El ala mas radical del Islam intenta imponer su visión de la religión no solo al resto de la comunidad musulmana sino a todos los ciudadanos del Reino Unido. El incremento numérico de la comunidades musulmanas y su elevada concentración en algunos barrios de Londres y otras ciudades del Reino Unido, ha obligado a ciudadanos no musulmanes que anteriormente vivían en dichos barrios a desplazarse a otra parte para sentirse seguros y lejos de las patrullas islamistas que velan por el cumplimiento de la ley islámica en algunos barrios. Ellos han advertido, intimidado, insultado e incluso agredido a prostitutas, jóvenes bebedores de alcohol, homosexuales, etc. Están dispuestos a "combatir el mal" sin respetar el libre albedrío del prójimo. También parte de la comunidad musulmana es incapaz de abandonar tradiciones y costumbres de sus países de origen como el uso de burka, una prenda unisex que usaban tanto hombres como mujeres contra las tormentas de arena, se ha convertido en uniforme obligatorio para algunas mujeres musulmanas en los últimos años.
Aunque representantes moderados de la comunidad musulmana aseguran que los que intentan imponer La Sharia (Ley Islámica) son una minoría, se observa que en los países donde los musulmanes representan la mayoría de la población se impone el integrismo islámico. Los regímenes considerados laicos en los países de mayoría musulmana, o han sucumbido como el antiguo régimen de Sadam Hussein en Iraq y el antiguo régimen de Muhammar Gaddafi, o tienen serias dificultades para sobrevivir como el régimen sirio Bassar al-Asad.
No deja de ser sarcástico, el hecho de que una elite occidental haya provocado de forma sistemática conflictos, derrocamientos y guerras en varios países musulmanes de Oriente Medio y Norte de África para adueñarse de sus recursos. Ahora vemos el resultado de su política: ciudadanos de países occidentales y de mayoría cristiana tienen miedo de vivir en los mismos barrios en los que residían hace décadas. Pero escudarse en las aberraciones causadas por la elite occidental y sentir tolerancia al integrismo islámico no tiene sentido; porque uno de los integristas que aparece en uno de los vídeos ha dejado claro que no van a negociar la aplicación de la Sharia y asegura a una reportera, que están dispuestos a llevarla tan lejos como sea posible en los países occidentales y auguran que los ciudadanos de ciudades de todo el mundo como Londres, Nueva York y Moscú, algún día vivirán bajo el yugo de la ley islámica.