Puede resultar muy fuerte el asunto pero NO es nuevo. Hay fármacos antidepresivos que está demostrado científicamente que inducen al suicidio, sobre todo en jóvenes. Psicofármacos y otros que no lo son y que han dado graves problemas por ello.
Menuda desgracia estar enfermos, tomar unmedicamento porque piensas que vas a encontrar salud y que no sólo no ocurra eso sino que además sus efectos te provoquen ganas de quitarte la vida.
En 2004, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de EE. UU. emitió una advertencia pública sobre el riesgo de suicidio en los niños y adolescentes tratados con una clase de antidepresivos conocida como inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS).
La advertencia siguió a una revisión del gobierno, que halló que los jóvenes que tomaban los fármacos tenían el doble de probabilidades de intentar autolesionarse que los que tomaban pastillas de “placebo”. La agencia amplió su advertencia de recuadro negro sobre los medicamentos en 2007 para incluir a los adultos menores de 25 años.
Luego ha habido otras publicaciones que desmienten el asunto. Como siempre cuando surge una polémica de este tipo la ciencia seria contrasta y la que está al servicio de turbios intereses echa leña al fuego con estudios y más estudios que concluyen lo contrario para de este modo retrasar la toma de decisiones.
Hasta que los investigadores restringieron su análisis a los tres antidepresivos que se recetan más comúnmente: Celexa, Zoloft y Prozac. Y separaron a los usuarios entre los que comenzaron con las dosis recomendadas de los medicamentos y aquellos a quienes serecetaron dosis de los fármacos más altas de lo recomendado. Las conclusiones son las recogidas en el anterior enlace.
Escribía que no es noticia este tipo de daños en la familia medicamentosa de los antidepresivos. Pero menos conocido es que el suicidio como reacción adversa a medicamentos también se da en otros grupos. El mercado de los medicamentos para el tratamiento de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) está muy activo en los últimos tiempos. Uno de ellos, Daxas (roflumilastast) tiene una ficha técnica en la que se indica:
"Se han observado casos raros de ideación y comportamiento suicida, incluyendo suicidio llevado a término, en pacientes con o sin un historial de depresión, normalmente dentro de las primeras semanas de tratamiento”.
No sería fácil hacer una lista de medicamentos que aunque en casos raros (sic) -las autoridades sanitarias deberían concretar qué es eso- pongan a quien los toma en riesgo de suicidarse. Tampoco creo que haya muchas personas ocupadas en explicar porqué esa relación de causalidad. Si me entero os cuento, claro.
Destacable me parece que Daxas, además de potentes daños, ofrezca escaso valor terapéutico, como cuenta la farmacéutica Cecilia Calvo en un profundo trabajo de análisis publicado por el Boletín de Información Terapéutica de Navarra, el BIT, que ya hemos comentado otras veces por su gran calidad.
Más grave que que este fármaco sea recomendado en las guías clínicas para el tratamiento de la enfermedad, las que usan los médicos. Como concluye Pita, el posicionamiento de Daxas en la guía GesEPOC:
"ha sido precipitado y no responde a la evidencia científica“.
Tened cuidado con determinados medicamentos (todos en general ofrecen riesgos), que pueden estar aprobados sin muchos estudios, presentan baja eficacia, graves peligros y puede serrecomendados a los médicos por conflictos de intereses no declarados. Qué falta hace más rigor a la hora de aprobar medicamentos para su comercialización.