La Garduña supuestamente fue una sociedad secreta criminal que habría operado en España y sus colonias desde mediados del siglo XV hasta el siglo XIX. Sin embargo, las fuentes que hablan de ella son muy discutidas y la misma existencia de la sociedad es cuestionada por varios historiadores modernos.
Habría nacido en el contexto de las germanías o fraternidades criminales, desarrollando un poder, extensión y complejidad organizativa comparables a los de las grandes mafias modernas. Se ha sugerido incluso que la Garduña fue el origen de muchas sociedades criminales posteriores, como la Camorra napolitana, basándose en el hecho de que nació en una época en que Nápoles y sus territorios pertenecían a la Corona Española.
La Garduña es descrita como una sociedad impregnada de secretismo y esoterismo, con juramentos, ritos de inicio.
La Garduña se habría fundado en Toledo hacia 1412, a partir de diversas bandas incontroladas que asaltaban y robaban las casas de musulmanes y los judíos, excusándose en colaborar con la Inquisición. Después se habría desarrollado mucho en Sevilla, hacia donde iban a parar las perlas, gemas, esmeraldas, oro y plata de la recién conquistada América, con el consiguiente auge de la industria de lujo, la banca y la criminalidad asociada a la riqueza. El personaje de Monipodio en la novela ejemplar de Cervantes Rinconete y Cortadillo estaría, pues, inspirado en un personaje real, al cual tuvo la oportunidad de conocer; no en vano Cervantes estuvo en la cárcel dos veces.
La Garduña copió su estructura de la de una cofradía religiosa, por lo cual se consideraba una hermandad, en cierta manera simétricamente opuesta a la Santa Hermandad. La cúpula estaba formada por un directorio secreto de altos protectores, a los cuales sólo tendría acceso el Hermano Mayor o Gran Maestre, un personaje de alta condición social que maneja los hilos y tiene a sus órdenes diversos capataces (uno por cada ciudad). Cada capataz dirige a dos tipos distintos de malhechores: los punteadores (principalmente asesinos o matones) y los floreadores (principalmente ladrones). Por debajo de cada uno de estos punteadores o floreadores están los postulantes, que los ayudan, recaudan las contribuciones y esperan alcanzar la posición de punteador o floreador. Y, por último, están los fuelles o aprendices, de los cuales hay diversos tipos: soplones, chivatos, coberteras y sirenas. Los soplones suelen ser mendigos o ancianos que, a manera de ojeadores, pueden vigilar o entrar en las casas prevalecidos de su venerable condición y así saber si merece robarse o qué y en qué condiciones. Los chivatos suelen ser personas inflitradas. Los coberteras son peristas que venden mercancía robada, y las sirenas son las prostitutas, que también suelen ser fuentes de información para los delincuentes.
Influencia
La Garduña operaría con casi total impunidad: entre sus afiliados y colaboradores habría contado con gobernadores, jueces, alcaldes y hasta directores de prisión. Se habría disimulado como una orden religiosa, arrogándose el derecho divino a robar y asesinar. Como sociedad esotérica no tendría al parecer documentos escritos ni estatutos, comunicándose las normas a través de la iniciación y las posteriores elevaciones de grado, y la traición a dichas normas no escritas se pagaría con la vida. Se afirma que algunos miembros de la hermandad fueron ajusticiados por actuar sin la previa autorización de sus maestros.
Existe la leyenda, divulgada por algunos cantos de mala vida y ritos de la mafia calabresa, de que las distintas mafias italianas fueron creadas por tres caballeros españoles —Osso, Mastrosso y Carcagnosso— de la Garduña que, en el siglo XV, huyeron de Toledo tras vengar con sangre el honor ultrajado de una hermana. Los tres caballeros se refugiaron en la isla mediterránea de Favignana, cerca de Sicilia, y allí permanecieron 29 años, 11 meses y 29 días, tiempo en que calcaron las reglas sociales y el código de la Garduña en el que rige la Mafia. Posteriormente, al separarse, cada uno llevó estas normas a tres lugares distintos: Osso las difundió en Sicilia (creando La Cosa Nostra), Mastrosso las dio a conocer en Calabria (territorio de la 'Ndrangheta) y Carcagnosso las divulgó por Campania (dando origen a la Camorra).
Reglas. El Libro mayor
- Buen ojo, buen oído, buenas piernas y poca lengua.
- Recibir bajo protección a mujeres que sufran persecución por la Justicia.
- Los chivatos no podrán, en su primer año de noviciado, montar "negocios" por sí solos.
- Los punteadores se encargarán de los negocios de más cuantía.
- Los floreadores vivirán a costa de sus uñas con un tercio de sus negocios y dejarán algo para las ánimas del Purgatorio.
- Los encubridores recibirán el diez por ciento de todas las sumas.
- Las sirenas se quedarán los regalos de los nobles.
- La regla máxima será: "antes mártires que confesores".
Juicio y desaparición
Si bien la sociedad carecería de documentos escritos, la vanidad de sus últimos Hermanos Mayores les habría llevado a escribir el llamado Libro Mayor narrando sus actividades en tono heroico. El libro habría sido descubierto en 1821 en la casa del Hermano Mayor, Francisco Cortina, al ser éste arrestado bajo acusación de asesinato por el oficial de cazadores Manuel de Cuendías.
Como consecuencia de este hallazgo habrían sido juzgados y ejecutados en la Plaza Mayor de Sevilla, el 25 de noviembre de 1822 el Hermano Mayor, sus lugartenientes y otros garduñistas reconocidos.
La suerte posterior de esta presunta sociedad secreta sería un misterio, insinúandose un reciclaje o al menos una influencia en grupos como la Camorra, la Cosa nostra o la piratería caribeña.
Discusión actual
Actualmente existe un debate abierto sobre si la Garduña fue una sociedad real o una mera fantasía. La gran duración, influencia e impunidad que se le achaca hace difícil creer que realmente pudiera pasar por la historia sin dejar más restos y menciones. Otras organizaciones de similar duración, como la masonería, las tríadas chinas o la Camorra italiana las tienen en abundancia.
Aunque algunas novelas del Siglo de Oro, en especial novelas picarescas (como Rinconete y Cortadillo de Cervantes o El Buscón de Quevedo) hacen referencia a sociedades de malhechores, éstas no parecen ser grupos de ámbito nacional, sino que su influencia se halla limitada a una única ciudad.
Por otra parte, y aunque algunas fuentes remiten al archivo de Toledo o a los juicios de Sevilla, nunca se menciona en ellas referencias a documentos determinados y rastreables dentro de dichos archivos.
León Arsenal e Hipólito Sanchiz, en su libro Una historia de las sociedades secretas españolas,afirman que todas las fuentes sobre la existencia e historia de la Garduña tienen su base en Misterios de la inquisición española y otras sociedades secretas de España, libro firmado por Víctor de Fereal3 (que podría ser un pseudónimo de la francesa madame de Suberwick). Este libro lleva notas de Manuel de Cuendías (que sería el mismo oficial responsable del arresto del último Hermano Mayor). Dicho texto estaría escrito de forma novelada y no sería una fuente fiable sino un texto de propaganda anticlerical. Ambos autores también produjeron textos románticos sobre España en el estilo de la Carmen de Prosper Mérimée y diversos panfletos anticlericales. Madame de Suberwick sería asimismo un pseudónimo de una escritora francesa desconocida, mientras que Manuel de Cuendías parece haber sido un liberal exaltado que también produjo en 1858 un proyecto de constitución progresista para España.
La falta de otras referencias y la escasa fiabilidad que adjudican a la fundamental llevan a Arsenal y Sanchiz a dudar de la existencia de La Garduña.