Al parecer, los rumores de que hay una lucha fraticidas en la ciudad-estado de El Vaticano, no son infundados. Existe una pugna por el control de la Iglesia Católica y el Papa Benedicto XVI no permanece ajeno a los ajustes de cuentas y venganzas que suceden en su entorno próximo. Un sector de la alta jerarquia vaticana quiere que abandone el trono de San Pedro ¿Lo conseguirán?
ROMA.- Corrupción en la licitación para obras en el Estado más pequeño y poderoso del mundo; reciclado de dinero en el IOR, el banco del Papa, y ahora, hasta una conspiración para matar a Benedicto XVI.
Bertone, secretario de estado vaticano, junto a Benedicto XVI |
Todos ellos parecen los ingredientes de una novela de Dan Brown, pero son, en realidad, versiones que tuvo que salir a desmentir el Vaticano en las últimas dos semanas, marcadas por una filtración sin precedente de documentos hipersecretos y cartas confidenciales.Según los expertos, se trata de una filtración de información desde las entrañas de los sacros palacios vaticanos, que refleja la ausencia de un timón firme en la Curia -la administración central del Vaticano- y el recrudecimiento de una guerra interna en vistas del próximo cónclave, es decir, la elección del sucesor de Benedicto XVI.
"La verdadera noticia de la carta anónima, auténtica pero decididamente confusa [publicada anteayer por el diario Il Fatto Quotidiano] sobre un presunto complot delictivo contra el Papa [...] es una señal evidente de la lucha intestina que se está combatiendo en el Vaticano", escribió ayer Andrea Tornielli, vaticanista del diario La Stampa.
Por su parte, Massimo Franco, del Corriere della Sera, puso negro sobre blanco lo que se volvió un secreto a voces, es decir, que las divisiones que desangran a la Curia romana -y dañan indirectamente al Papa y a la imagen de la Iglesia- tienen que ver con el segundo de Benedicto XVI, el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado vaticano.
"Se ha vuelto claro que el «primer ministro» del Papa es un elemento no secundario de división y de choque interno", escribió Franco, en un artículo que denunció la existencia de "arreglos de cuentas y pequeñas venganzas alrededor de la figura hierática y frágil de Benedicto XVI".
Bertone, uno de los pocos secretarios de Estado del Vaticano que no provienen de la carrera diplomática en tiempos modernos, es el blanco de una facción de la Secretaría de Estado, que antes respondía a la vieja guardia, liderada por el cardenal Angelo Sodano, su antecesor en el cargo.
Bertone es acusado de ser más "un peso que un apoyo" para Benedicto XVI, de quien debería ser la mano derecha, y de haber dejado a la deriva la conducción del gobierno central de la Iglesia.
Salesiano de 77 años, Bertone es acusado de haber permitido que sucediera un desastre, como el que significó para Benedicto XVI el levantamiento de la excomunión a Richard Williamson, un obispo lefebvriano que negaba el Holocausto, en 2009.
También generó malestar su rol en la selección de cardenales: en el consistorio que tendrá lugar en una semana, en el cual el Pontífice "creará" 22 nuevos purpurados, de los 18 que son electores (es decir, menores de 80 y con derecho a participar en el cónclave), por lo menos cinco son amigos personales de Bertone.
Hace dos semanas causó gran revuelo la publicación de una carta reservada que le había escrito el actual nuncio en Estados Unidos, Carlo Maria Viganó, ex número dos del Governatorato del Vaticano, al Papa, para denunciar la "corrupción" existente en su interior y pedirle que no fuera trasladado de su cargo.
Viganó, adversario de Bertone, fue exiliado a Washington, en la clásica fórmula "promoveatur ut amoveatur", una promoción, para ser removido. Viganó, a quien Bertone le había prometido un birrete de cardenal, pero que fue alejado por haber destapado negociados internos en el Vaticano, hasta ahora se mantuvo en silencio.
Pero muchos se preguntan si seguirá siendo nuncio en Washington mucho tiempo más y qué pasaría si llegara a hablar. También corren rumores de un reemplazo del mismo Bertone, algo improbable según expertos, vista su antigua relación con Benedicto XVI, de quien fue durante años secretario en la Congregación para la Doctrina de la Fe.
A una semana del consistorio, una celebración importantísima en la que participan cardenales de todo el mundo, reina un clima de intrigas, de revancha y gran tensión en los sacros palacios Oltretevere.
Nadie sabe cuándo se filtrará otro documento explosivo del Vaticano, bajo sitio por una fuga de noticias que refleja una lucha intestina que daña la imagen del Papa y de la Iglesia.
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/